XIII

25 2 0
                                    

XIII

N/A: Capítulo dedicado a las que habéis votado en esta historia hasta ahora. Muchas gracias por el apoyo, ositas.

◇ ◇ ◇ ◇ ◇ ◇ ◇ ◇

Un ruido insistente. El despertador.

Raven lo apaga. Se desliza silenciosa fuera de la cama y se viste. Mira a Clarke. Apenas se ha movido y duerme tranquila boca arriba. Raven se acerca a la pequeña repisa de madera que hay colgada en la pared. U2, All Saints, Robbie Willliams, Elisa, Tiziano Ferro, Cremonini, Madonna. Hace falta algo realmente especial. Ahí está. Controla el volumen y lo baja. Luego roza apenas el botón de play. Settemila cafè. Alex Britti empieza a cantar dulcemente. El volumen es el adecuado. Clarke abre los ojos. Se da la vuelta sobre el almohadón hasta quedar boca abajo. Raven le sonríe.

—Hola.

Clarke se vuelve hacia el otro lado. Su voz le llega un poco ahogada.

—¿Qué hora es?

—Las siete menos cinco.

Raven se acerca a ella y le da un beso en la mejilla.

—¿Hacemos las paces?

—Como mínimo necesito un cruasán al chocolate de Lazzareschi.

—No hay tiempo, mi madre llegará dentro de nada y tengo que ir a hacerme el análisis.

—Entonces no hay paz que valga.

—Anoche fuiste muy valiente.

—Te dije que no quería volver a hablar de eso.

Raven alarga los brazos.

—Está bien, como quieras. Eh, ¿qué le digo a tu madre si me la encuentro al salir?

—Buenos días.

Clarke le sonríe y tira hacia arriba de la sábana. Raven coge la bolsa con los libros y se la echa al hombro. Está feliz, han hecho las paces. Clarke es estupenda y, además, ahora es una camomilla. Raven cierra con cuidado la puerta, como un rayo, cruza de puntillas el pasillo. La puerta de casa todavía está cerrada con llave. Descorre el cerrojo y, justo cuando está a punto de salir, oye una voz a sus espaldas.

—¡Raven!

Es Abigail, con una bata rosa, la cara sin maquillar, ligeramente pálida y, sobre todo, estupefacta. Raven decide seguir el consejo de Clarke y con un «Buenos días, señora» desaparece por las escaleras. Sale del portal y llega hasta la verja. Su madre todavía no ha llegado. Se sienta en el muro a esperarla. Un tibio sol asciende frente a ella, el encargado de la gasolinera quita la cadena a los surtidores, algunos señores salen apresuradamente del quiosco que hay enfrente, llevando bajo el brazo el peso de noticias más o menos catastróficas.

A la luz del día, no le cabe ya la menor duda. No le gustaría que Abigail  fuera su madre, para nada, aunque sea mucho más puntual que la suya.

◇ ◇ ◇

Clarke entra en el baño. Se cruza con su cara en el espejo. No es de las mejores. Hacer de camomilla no favorece, por lo menos a ella. Abre el grifo del agua fría, la deja correr durante un rato, luego se lava enérgica la cara.

Maggie aparece detrás de ella.

—¡Cuéntamelo todo! ¿Cómo fue? ¿Cómo es el invernadero? ¿Es de verdad tan divertido como dicen? ¿Viste a alguna de nuestras amigas?

Clarke abre el tubo de pasta de dientes, empieza a apretarlo por el fondo tratando de hacer desaparecer la huella del pulgar de Maggie que lo ha abollado justo en la mitad.

A Tres Metros Sobre el Cosmo (Clexa) [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora