VI
Dos rayos de sol atraviesan la habitación. Suben por los bordes de la cama, por el edredón, por su pelo dorado, por sus brazos destapados. Al sentir el cálido toque del nuevo día, Clarke abre los ojos. El despertador todavía no ha sonado. Tira del edredón y se tapa por debajo de la barbilla. Permanece con los ojos todavía entornados, con las manos sobre la tripa, con las piernas quietas, inmóvil.
Repentinamente, suena el despertador. Molesto e insistente, precedido de un pequeño clic. Clarke se mueve desganada en la cama, alarga el brazo, buscando a tientas el despertador sobre la mesita. Tropieza con Siddharta de Hesse, un libro de Yourcenar dejado a la mitad y Ballo di famiglia. Encuentra el despertador, lo apaga. Después enciende la radio. Ya está sintonizada sobre el 103.10 y, como todas las mañanas, Branko está dando el horóscopo.
—Géminis. También hoy una situación estacionaria. La luna pasa por vuestro signo. Sus influjos os harán sentiros particularmente nerviosos.
«¡Pues vaya, si a papá ya no lo soporto normalmente, imagínate ahora con el influjo de la luna!» .
—Cáncer. Para los nacidos bajo este signo…
Lo escucha distraída, sin prestar demasiada atención a lo que dice. ¿Quién es cáncer? ¿Raven? No, nació en mayo. Mayo debe de ser Tauro o Piscis. No, Piscis es en marzo.
Lentamente cierra los ojos y se vuelve a dormir. Se abandona así, en aquella especie de duermevela ligero y agradable, todavía caliente y aturdida, recién llegada de quién sabe qué mundo. Tal vez sea a causa de un ruido lejano, de un perfume diverso, de una sensación de responsabilidad, el caso es que abre los ojos de repente y se vuelve rápida hacia el despertador. Todavía son las 7:20.
Menos mal. Apenas han pasado unos segundos pero, quién sabe por qué, le han parecido eternos.
—Virgo. Para los nacidos en este período…
Clarke se gira hacia la radio particularmente interesada. Es su signo. Seis de septiembre.
—… el paso de Venus procurará momentos particularmente felices a la vida de los enamorados.
«¡Enamorados! Antes tengo que encontrar uno justo. No uno que escapa y me deja tirada en medio de la calle». Sale de la cama. Luego oye ruidos en la habitación vecina, corre hacia el baño pero Maggie es más rápida que ella y le cierra la puerta casi en las narices.
—Venga, Mags, déjame entrar, son ya las siete y media…
—Sí, y así ocupas el lavabo para ti sola como siempre. Ni lo sueñes.
—Venga, no seas tonta, te dejo sitio.
Maggie abre la puerta, Clarke entra.
—Por lo visto no te han bastado los guantazos de ayer por la noche.
Maggie le responde con una mueca, luego se alternan lavándose a trozos, un poco cada una, sin vergüenza y, sobre todo, sin hablar. Por la mañana, Clarke es intratable hasta que no se toma el café, como su madre. Maggie prueba de todos modos.
—¿Qué te parece el que te acompañó anoche? ¿Es maja?
Clarke dice algo extraño. No puede contestar, se está lavando los dientes. Mira a su hermana a través del espejo con los ojos en blanco, luego se enjuaga rápidamente la boca.
—¿Que si es maja? ¿Bromeas? ¿Estás loca? ¿Cómo puede ser maja una tipa como ésa? Es una bestia. ¿Sabes lo que hizo ayer por la noche? Ella y sus amigos destrozaron el coche de Brandelli, después empezaron a golpear a Finn; entonces se detuvo el señor Accado que pasaba por allí y trató de separarlos y esa tipa, ese animal, le pegó también a él. ¿Cómo puede ser maja una que usa la cabeza para golpear con ella la cara de los demás en lugar de para pensar?
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A Tres Metros Sobre el Cosmo (Clexa) [PAUSADA]
أدب الهواةAdaptación #chicaxchica de la novela 3MSC (Clexa). En Roma, como en cualquier otra ciudad del mundo, los adolescentes quieren volar, buscan caminar «tres metros sobre el cielo». Las chicas como Clarke se esmeran en sus estudios, hablan del último gr...