El Sello del Millón

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Olimpo, Templo de Afrodita.

Afrodita estaba sumamente feliz por su hija Eimis, sonriendo de verla nuevamente como una niña de ocho años recibiendo su dulce o regalo de Navidad, en este caso viendo como su hija le cuenta entusiasmada como su padre le regalo un Arco.

▬Ok, hija. Ven aquí▬dijo Afrodita dándole un espacio en su cama a Eimis▬¿Como te sientes?

▬No lo sé,digo...Wow▬dijo Eimis sentándose, el arco de su padre en su mano▬No sé como explicarlo.

▬¿Feliz?

▬Sí▬Eimis sonrío▬de verdad que por primera vez en una interacción con mi padre, me siento verdaderamente feliz. 

▬Eso es bueno▬Afrodita sonrío abrazando a su hija▬¿Y qué vas a hacer?

▬Bueno, madre. No te lo dije, pero...▬Eimis tragó saliva, agarrando fuertemente su arco.

▬¿Qué es, hija?▬preguntó Afrodita, algo preocupada. Pero sabe al menos de que se trata esto.

▬Quiero unirme a las cazadoras de Artemisa.

Y ahí está, sus mayor temor se hizo realidad. ¿Por qué no lo vio venir? era lógica ya que Eimis es una gran admiradora de Artemisa.

Y con este regalo de su padre, Naruto. Es como si le estuviera dando permiso a su hija para que pueda estar ahí.

Esa fastidiosa Artemisa...claramente ambas no se llevan bien, pero aún así. No se llevan bien porque una, Artemisa, juro por el río estiga ser casta de por vida, significa no relaciones sexuales y tampoco relaciones amorosas. 

¿Quién viviría una vida inmortal sin tener relaciones sexuales? Eso es lo mejor del mundo.

Y si Eimis se va para allá, significa no relaciones en un futuro.

Ya estaba planeando una gran vida amorosa de ella. Pensó Afrodita con el ceño fruncido.

▬Está bien, hija▬suspiro Afrodita, relajando sus facciones faciales▬Puedes ir, ¿sí? solo ten cuidado.

▬¿Enserio?▬preguntó Eimis con los ojos iluminados, todos los temores se fueron. Se abalanzó hacia su madre, la llenó de abrazos y besos.▬¡Gracias madre! ¡Es el mejor día de mi vida!

¿Qué puede hacer ella cuando se pone así?

Al menos es una de sus hijas favoritas.

Creo que debo tener una visita con mis otros hijos para darle una vida amorosa mejor. Afrodita pensó y se puso feliz, radiante y un aura rosada lo rodeaba.

▬Bueno, madre.▬dijo Eimis separándose, dando la espalda a su madre▬Creo que me tengo que ir, adiós. Te amo

▬Adiós...▬dijo Afrodita, viendo como Eimis se fue rápidamente. ¿Qué había pasado?

Luego se dio cuenta que su aura estaba brotando afrosídico.

Seguramente le revoloteó las hormonas a su hija. 

Eso la hizo reir.

Olimpo, Bosques Sagrados de Artemisa.

Eimis estaba nerviosa, paso a paso. Apretó fuertemente la cuerda de su arco que pasaba por su pecho, estaba colgando en su espalda. Dirigiéndose al bosque sagrado de Artemisa. 

¿Qué hacía si no la aceptaba?

No era un gran secreto que ella admiraba a Afrodita, sin embargo. Los hijos de Afrodita no son bien vistos en el Olimpo.

Dios del Mar y Las Tormentas (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora