Despejando las dudas de un gato

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Un día antes de volver a usar el uniforme de varones, hablé con Kuroo.

–Terminé con Kenma –Tetsurou escupió un poco de comida.

–¿Qué? ¿Cómo? ¿Qué pasó cuando Kei y yo nos fuimos, pequitas? –balbuceó Kuroo, mientras limpiaba su rostro con un pañuelo que le proporcione.

Sólo atiné a resoplar, mientras ordenaba los pensamientos de mi cabeza.

–Verás, me gusta Kenma –dije como primer respuesta.

–¿Y si te gusta...por qué terminaste con él? –afortunadamente para mí, puedo aclarar mi mente explicándole mis sentimientos a Kuroo, me alegra que en momentos así sea mi amigo.

–Por qué siento que dependo mucho de Kenma... Es decir, no me molesta la relación que llevamos, pero parece que no va a ninguna parte... No logro descifrar en que piensa ni que hará...Kenma suele ser un misterio para mí –contesté.

–¿Entonces por qué te gusta? –Mis ojos se abrieron un poco asustados a decir verdad. No tenía una respuesta clara para esa pregunta...

–Creo que me gusta su rostro –Dije al no encontrar otras palabras. Pero, por supuesto que sabía porque me gustaba Kenma, es sólo que...

–Vaya vaya, tenemos una gatita superficial por aquí –Se mofó Kuroo, mientras mi rostro se avergonzaba. 

–N-no sólo su rostro, él me gusta...completamente...ni siquiera encuentro palabras que se adecuen a lo que siento por él... Pero eso, también me asusta...–Kuroo me miró con un rostro suave y comprensivo –Yo sólo soy un gatito asustado del mundo, ni siquiera puedo usar el uniforme de los varones porque los humanos me acosan...–mencione mientras sentía lastima por mi mismo –¡Pero! –levanté la voz, armándome de valor para decir las cosas que más amaba ver de Kenma – Kenma siempre ha sido independiente, no necesita de nadie para que él haga algo, es... es realmente más pequeño que sus compañeros, y no es el más fuerte... pero eso nunca lo ha detenido –mi corazón comenzó a latir cada vez más rápido emocionándose al hablar de Kenma –Nunca lo ha detenido para hacer cualquier cosa... él es realmente impresionante... yo... lo admiro demasiado –En momentos como este, cuando siento que mis latidos superan mi capacidad para respirar, no puedo evitar lagrimear... –Yo... dependo siempre de él... –Y es tan doloroso.

Kuroo se recargo sobre mí y me consoló con un suave abrazo que calmo mi pequeño llanto.


Los gatos que maúllan debajo del árbol de cerezos (KenYama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora