La princesa gato y el humano

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–Gracias por su amabilidad, pero es hora de irme, el receso acabara pronto y tengo que volver a mi preparatoria –menciono Kuroo acomodando la gorra de su uniforme sobre su cabeza –¡Tienen mi número! ¡Así que asegúrense de llamarme cuando terminen las clases! –dijo despidiéndose.

–¿Kuroo? –dijo una voz suave y calmada que provenía de un humano de ojos rasgados.

–¡¿Akaashi?! –gritó Kuroo.

–Vaya, es una sorpresa verte paseando por mi escuela ¿Cómo esta Bokuto? –Pregunto el humano llamado Akaashi.

–Metiéndose en problemas sin querer, ya sabes –dijo Kuroo acercándose lentamente a Akaashi, bajando su gorra y sosteniéndola suavemente con sus manos.

–Entonces esta bien, me alegro –una leve sonrisa salió del rostro de ese tipo, y vi claramente un leve sonrojo de Kuroo –¿Y tú como estas, Kuroo?

–Sabes que puedes decirme Tetsurou, sí lo haces, yo podría llamarte por tu nombre... –Kenma y yo estábamos viendo a un Kuroo totalmente sumiso.

–Me gusta llamarte por tu apellido, queda bien con tu aspecto, no te quitaré más tiempo, debes de correr para llegar a tu escuela, dile a Bokuto que estudie para los exámenes –diciendo esto último Akaashi se despidió y dejo a un embelesado Kuroo en la puerta de la escuela, listo para irse, y aun así, sin moverse ni un centímetro de la entrada.

–¿Akaashi es el nombre del chico que te gusta? –Pregunté, y Kuroo asintió consternado –Gracias a Akaashi pudimos encontrarnos hoy contigo Kuroo, venías a verlo ¿cierto? –Y Kuroo asintió una vez más –Kenma y yo, creemos que existirá un mundo nuevo para los hombres gato y los humanos, en donde podamos vivir todos en paz y armonía, por eso... –sostuve las manos de Kuroo –Yo creo que es bueno que seas como la princesa gato y ames a un humano, tengo fe en el futuro –dije ofreciendo una sonrisa.

–Gracias, si fueras una gatita definitivamente te besaría justo ahora –Kuroo sonrío y se fue.

–El humano al que amaba la princesa gato, no la amaba –susurro Kenma una vez que Kuroo ya no podía escucharnos.

–Y ese humano llamado Akaashi no ama a Kuroo, pero amar sin ser correspondido también es bueno –sentencie tomando de la mano a Kenma.

–¿Nosotros somos correspondidos? –preguntó Kenma.

–No lo sé –Admití con una sonrisa.

Los gatos que maúllan debajo del árbol de cerezos (KenYama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora