El gato negro

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Era otro día en la preparatoria, mientras los humanos convivían con otros humanos, los hombres gato teníamos que aislarnos de todo el mundo.

Cómo cada hora de almuerzo, salgo del salón de clases y busco el árbol de cerezos esperando a Kenma.

Era otro día como cualquiera, hasta que me vi rodeado de cinco bravucones humanos.

–¿Qué quieren? –mis palabras salían temblorosas, pero no había espacio para tener miedo, ya estaba acostumbrado al acoso.

–Entonces, Yamaguchi ¿No? –rieron –Definitivamente eres una gatita ¿Y sabes para qué sirven las gatas? –Uno de los chicos más grandes me acorraló contra el árbol sosteniendo mi mandíbula con un fuerte agarre.

–B-basta, los profesores vendrán –gemí.

–Nah, a ellos les importa más un trozo de basura que un hombre gato disfrazado de mujer... Pero, no era eso lo que quería escuchar –el sujeto me golpeó una vez y tomo mi cabello para que no me pudiera escapar –Las gatas solo sirven para tener sexo y tener bebés... –diciendo esto dos de los chicos se abalanzaron contra mí, para sujetarme, y los otros dos restantes comenzaron a quitarme el uniforme, el chico que quedaba libre saco una pequeña cámara.

Apenas estaban batallando en quitar el seguro de mi falda cuando dos de los chicos cayeron al suelo con sangre en sus cabezas.

La cámara se rompió y nadie entendía con claridad lo que estaba ocurriendo en ese momento. Nadie, excepto una persona.

Un gato negro.

–Así que les gusta molestar gatitas, lástima que ustedes sean menos que ratas... –Ahí, en medio de golpes, patadas y flores de cerezo, conocí a Kuroo.

Kuroo Tetsurou no pertenecía a la preparatoria en donde Kenma y yo estábamos inscritos. Tenía un hermoso uniforme negro que combinaba perfectamente con su cola y orejas de gato. Era mucho más alto que Kenma y yo, y también parecía mayor.

Kuroo era intimidante, y resultaba difícil creer que era un gato. Era rápido y flexible como una pantera, y cuando termino de ahuyentar a mis atacantes, también podía tener una sonrisa gentil como la de un cachorro.

–Déjame ayudarte a levantarte ¿Cuál es tu nombre, gatita? –esas fueron sus primeras palabras hacia mí. Me ofreció su mano, y yo la tome.

–¡Tadashi! ¿Qué ocurrió? ¿Te encuentras bien? –era la voz de Kenma, preocupado, corrió en mi dirección y comenzó a sacudir la tierra que tenía mi uniforme.

–¿Te llamas "Tadashi"? ¿No es un nombre muy masculino para una dulce gatita como tú? –dijo Kuroo desconcertado.

–¿Un gato negro? ¿Quién rayos eres? ¿De donde lo conoces, Tadashi? –preguntó Kenma.

–Gracias por ayudarme, pero no soy una gatita –dije mientras susurraba al oído de Kenma que estaba bien –Mi nombre es Yamaguchi Tadashi y soy varón –voltee a ver a mi salvador y cuando encontré sus ojos le indique mirar hacia abajo hasta topar con mi falda levantada y un paquete digno de cualquier hombre.

–¡T-Tadashi! ¡B-baja tu falda! ¡No es necesario que este gato desconocido vea tu ropa interior! –chillo Kenma bajando mis manos que sostenían en lo alto mi falda.

Lo siguiente que vimos fue a un gato negro pálido.

–L-lo siento... y-yo... no quería... no quería decirte "gatita" –susurro Kuroo avergonzado.

–No te disculpes, estoy acostumbrado a que me confundan con una chica, pero si no veías mi virilidad, probablemente pensarías que te estoy mintiendo, perdón si fue incomodo de ver –reverencie en forma de gratitud y tome de la mano a Kenma. Pero antes de irnos a desayunar, me volví a dirigir al gato negro –Se dice que los gatos negros son marginados por los mismos hombres gatos, no queremos ser irrespetuosos, así que, díganos su nombre y siéntese a desayunar con nosotros por favor...

Los gatos que maúllan debajo del árbol de cerezos (KenYama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora