Promesa entre gatos

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La primera vez que vi al hijo de la viuda Yamaguchi, tomé fuertemente la mano de una de mis madres. Pensar en el futuro me aterraba. La solo idea de pensar en que tarde o temprano me iba a casar con un desconocido me hacía mantenerme despierto hasta el día siguiente.

Pero era el futuro que la sociedad humana nos regalaba por nacer como hombres gato.

Si queríamos sobrevivir a un mundo injusto, teníamos que obedecer las reglas del juego. Y jugar es mi pasatiempo favorito...

Durante la escuela primaria las cosas no fueron tan malas, tenía compañeros agradables, que de vez en cuando me hablaban para acariciar mis orejas de gato. Parecía más bien la mascota de la escuela, pero no era particularmente desagradable.

Sin embargo, todo cambio llegando la secundaria.

Un grupo de chicos comenzó a molestarme, me jalaban la cola de gato, o estrujaban mis orejas. Pero siempre pelee.

Nunca dejaba de morderlos o patearlos cuando ellos me golpeaban. Tenía que luchar con todas mis fuerzas, porque, de alguna manera, sabía que Tadashi iba a estar en su casa, esperando a que llegará ahí a que curará mis heridas.

Mientras Tadashi veía que seguía peleando, estoy seguro de que su corazón estaba tranquilo.

Pero esa tranquilidad no venía de que no me dejara ser abusado por una pandilla de chicos de mi edad. Era algo más complejo que eso. Era porque aquellos chicos que me molestaban eran humanos.

Mientras yo peleara con humanos por un trato digno, mientras yo siguiera peleando ante la injusticia, Tadashi podía no asustarse por nuestro futuro como hombres gatos.

Sé muy en el fondo que, al verme pelear con esos bravucones, él estaba feliz. No porque me golpearan, sino porque no me dejaba vencer limpiamente.

Era como una promesa de nuestro futuro matrimonio. No dejaríamos a nadie lastimarnos. Mientras él curara mis heridas. Yo podría seguir defendiéndolo.

O eso es lo que pensaba, debo de admitir que aun en la preparatoria, soy un joven gato incrédulo.

Los gatos que maúllan debajo del árbol de cerezos (KenYama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora