capítulo tres.

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El lugar era un antiguo terminal a las afueras de Seúl, la pista estaba asfaltada y con una valla metálica que la bordeaba. Había muchas personas y todos eran desconocidos para Felix y Jeongin que caminaban como niños desorientados sin saber qué hacer. Las luces de ambiente eran refulgentes, y por un segundo casi cegaron a los jovencitos.

Con la mirada Jeongin buscaba a Changbin con la ansiedad a flor de piel. Felix nunca lo vio tan desesperado por ver a alguien, lo que le decía que su rubio amigo estaba, indudablemente, flechado por el aspecto rudo del motociclista.

- ¿Y ahora qué? -increpó Felix, sintiéndose incómodo ante las miradas que otros hombre y mujeres les lanzaban. Tal vez no debió escoger pantalones blancos ajustados con las rodillas raspadas, un buso negro ligero y un abrigo para el frío. Sí, su elegante atuendo denotaba su calidad de niño rico, aunque no estaba vestido diferente de Jeongin. El peliazul llevaba un pantalón negro demasiado ajustado, un polo crema y una chaqueta caqui.

Felix se preguntó si los hombre y mujeres que centraron su atención en ellos lo hacían por su obvio estatus o porque, para su mala suerte, se les marcaba ciertos atributos. Los hombres probablemente los miraban con lascivia, y las mujeres con envidia. No sería la primera vez.

Escuchó el rugido de un par de motos al entrar en la zona. Las llantas chirriaron al frenar y los espectadores descargaron su plena emoción al reconocer a los dos motociclistas. Uno de ellos se retiró el casco primero y Felix notó como Jeongin sonreía ampliamente. Ese debía ser Changbin.

El hombre les pidió acercarse e inmediatamente se vio tironeado por el rubio hasta donde estaban ellos. La incomodidad abordó a Felix.

- Hola, Jeongin -saludó con sonrisa coqueta.

- Hola, Changbin. Te presento a un amigo, Felix.

El motociclista le sonrió a un apenado Felix que lo miraba a duras penas, entonces el hombre les presentó al otro motociclista.

- Él es CB97, el mejor motociclista de Seúl -dijo, y el sujeto se retiró el casco dejando su cabello alborotado liberarse con el viento.

"No puede ser", pensó Felix aterrorizado al reconocer la cara de ese hombre. Ese famoso motociclista era el mismo vulgar delincuente que ingresó a su casa en la noche para tomarlo sobre el sofá.

Sin que se diera cuenta empezó a temblar como una hoja, sin poder quitarle los ojos de encima al alto moreno que lo miraba con expresión divertida. El bastardo disfrutó el momento.

- Oh, vaya, un pequeño conejito asustado -comentó con burla palpable.

- Ellos son Jeongin y Felix -presentó Changbin.

- Un gusto, niños -dijo, pero su mirada estaba firmemente sostenida en la de Felix-. ¿Te he visto en otro lugar? -le preguntó a Felix sabiendo que lo haría entrar en pánico y él disfrutaría de ello.

- N-no, imposible -dijo en voz baja, apartando su temerosa mirada de aquel fiero animal que lo devoraba.

- Tu rostro me parece familiar, aunque supongo que en Seúl hay muchos niños con cara de porcelana -bufó el motociclista.

Si no se hubiesen conocido cuando Felix tenía sus dedos dentro de su trasero, consideraría esas palabras un elogio viniendo de una persona que, suponía, no tenía ni la mas mínima educación. Pero no era el momento de que sus mejillas se coloreasen por ser elogiado por aquel bruto que lo tomó sin su consentimiento.

- Eso creo -le respondió quedito-. Yo, yo tengo que irme ya.

- ¿Qué? ¿Por qué, Felix?

Porque le era imposible compartir el aire con ese hombre, era tentar a su suerte y, como si no se conociera, sabía que no todo el tiempo contaba con buena fortuna.

fight for love › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora