capítulo diez.

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Cual bola de mantas depresiva, Felix estaba recostado en su cama, cubierto de pies a cabeza con el felpudo edredón, sin ánimos de ver o saber de nadie. El problema era su conciencia, claro, esa torpe vocecilla que lo juzgaba por aquellos deslices con el motociclista. Así mismo ya se llamó 'zorra', entre otros apelativos poco decorosos.

No era muy diferente de una prostituta cuando con gran sinvergüencería abrió sus piernas para otro hombre que no era su pareja, lo peor fue haberlo disfrutado hasta el éxtasis. Y la tortura apareció luego de que Bang Chan lo dejase en su camerino en el club luego de habérselo follado. Se sintió bajo y sucio, usado para saciar su placer y el del boxeador.

Al salir tuvo que regresar a su casa con Hyunjin, esperando que no le preguntara por los chupetones en su pecho y las marcas en su cuello. Pero Hyunjin parecía más concentrado en conducir y hablarle sobre su día que ni una mirada vaga le dirigió.

Traidor.

Así se llamaba a susurros.

Justo a la mañana siguiente, un domingo primoroso, no quiso salir de su cama y sólo dejarse llevar por una corriente de miseria y penas. Sus padres estaban preocupados, pero no lo increparon y eso Felix se los agradecía.

¿Cómo podía ser sincero con ellos y confesarles sus pecados?

Escuchó la puerta abrirse y por ello refunfuñó malhumorado.

- ¿Qué estás haciendo en la cama todavía?

Esa era la voz de Jeongin al hablarle y Felix sintió pánico de su perspicaz amigo y de las conclusiones a las que llegaría sin que él le soltase media palabra. Él seguramente se daría cuenta de todo con sólo mirarlo.

- Lix -llamó y Felix se vio obligado a descubrir su rostro y ver a su amigo-. ¿Qué ocurre?

-... Estoy metido en un lío.

- Explícame.

- ¿Recuerdas que te conté que me acosté con Bang Chan?

- Y espero que hayas recobrado la cordura -mencionó, mas al ver el rostro apenado de su amigo se dio cuenta de que sus súplicas al cielo fueron en vano-. No recobraste ni la cordura, ni el sentido común, ¿no es verdad?

Jeongin sonó como su madre, si esta lo supiese, claro, y Felix podía sentir ya el zape en la cabeza que le daría por ser tan descarado.

- Volvimos a hacerlo ayer, en el camerino del club.

Jeongin lanzó un jadeo y la sorpresa se plasmó en su rostro.

- Felix, tú tienes novio -recalcó lo obvio.

- ¡Eso ya lo sé! -chilló desesperado-. Pero no sé qué hacer..., sólo sucedió y...

- Te dejaste follar.

- Jeongin -gimoteó sin saber qué decir o hacer-. Me siento como una persona fácil.

Jeongin contuvo una carcajada y, en su lugar, palmeó la espalda de su amigo a modo de apoyo.

- Independientemente de ello, a mí me ha surgido una duda. ¿Por qué te has dejado follar por él? Eres bailarín, Lix, y sé muy bien que has conocido a los hombres más apuestos del país y nunca aceptaste más allá de flores. ¡Te sentías ofendido si te ofrecían una cita porque decías que sonaba a prostitución! Y ahora... ¿Qué tiene Bang Chan que te nubla las neuronas?

Esa era una buena pregunta, ¡diablos!, era excelente, y Felix estaría gustoso de decirle la respuesta cuando averiguase qué aspecto del motociclista lo volvía un descarado. Era un misterio como el del Triángulo de las bermudas, así de profundo como le causaba temor inmiscuirse en él.

fight for love › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora