capítulo dieciocho.

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Esperando en el aeropuerto al embarque de su vuelo, Felix llegó a sentirse miserable. Sus padres estaban con él al igual que Jeongin y Hyunjin, sorpresivamente. A pesar de haberse escapado del hospital y luego de su trágica visita al boxeador, el joven tuvo que regresar como un perro rechazado. Nayeon supuso lo que sucedió, claro, no era muy difícil adivinar sus planes. Sungjae habló con él y Felix le confesó el desastre que salió de esa fuga hospitalaria. Bang Chan no lo quería y si hubiese podido él mismo lo subiría al avión con tal de no volver a verlo nunca más.

― Tus abuelos irán a recogerte ―le informó Nayeon tomándolo de la mano con expresión lastimera.

― ¿Y ustedes irán a verme mientras esté allá? ―quiso saber Felix.

Sungjae torció el gesto y apartó sus manos de las de su hijo, casi avergonzado de lo que diría.

― Sabes que no me llevo muy bien con tu abuelo ―se excusó.

― Y aún así me enviarás allá ―musitó el joven.

― Es por tu bien, lo entenderás.

Felix lo sabía, maldita sea que lo entendía, después de todo, sólo una tragedia dolorosa le aseguraba Corea e irse del país le serviría para olvidar al hombre que tanto daño le provocó en muy poco tiempo. Extrañaría su casa, sus amigos y su universidad, pero así era mejor.

― Al menos podrían fingir que quieren ir a visitarme y mentirme ―reprendió el joven.

― Cariño, claro que iremos a verte en las vacaciones ―le aseguró Nayeon―, o al menos yo lo haré.

― Nayeon―gruñó Sungjae―. Yo también iré.

Felix podía asegurar que si su padre iba, no se acercaría a la casa de sus abuelos y nuevamente la curiosidad se apoderó de él. ¿Qué hizo que se distanciaran como los extremos de la muralla china?

― ¿Por qué no irás a ver a los abuelos?, ¿qué te hicieron como para que no quieras visitarlos?

― Es un asunto que no te compete.

― Como digas ―masculló, apartándose de su familia para tomar su maleta y entregársela a uno de los sirvientes de su padre que se encargaría de enviarla al avión luego del check-in.

Sin embargo, él se prometió que al llegar a Suiza haría hasta lo imposible para averiguar las enredadas raíces de ese lío que por tantos años presenció. Así cuando volviese a Corea, al menos no se sentiría un completo ignorante en lo que respecta a su familia.

"Después de todos mis errores aún los tengo a ellos aquí. A pesar de haberme convertido en una persona caliente, la vergüenza de mi familia y de mi pareja, Hyunjin aún está aquí porque para él sigo siendo su amigo. Sin embargo, la persona por quien lo arriesgué todo, el hombre que yo amo, ahora estará entrenando en el gimnasio, ignorando el dolor que siento por ya no verte más".

― Es hora ―murmuró Nayeon, llorosa.

Felix sonrió de medio lado en una mueca deprimente. Se acercó a Hyunjin y le dio un abrazo.

― Gracias por no odiarme ―susurró.

― Eres mi amigo, no voy a odiarte nunca ―le prometió.

Fue hasta Jeongin y se tomaron de las manos.

― Tuviste razón siempre, Innie.

― Y me duele que así sea. Lo lamento.

― Yo no, eso creo.

Se despidió de sus padres fugazmente, no deteniéndose a decir más que adiós para su padre que parecía una firme roca con poco remordimiento por alejar a su hijo; con Nayeon fue un poco diferente, su madre lloró y le prometió llamarlo siempre e ir a visitarlo en cada vacación. Al menos uno de sus progenitores sí iba a extrañarlo.

fight for love › chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora