El Plan Perfecto ✓

4. Buenas noches, Allison.

Sin saber qué hacer, entré a casa.

Subí a mi habitación, me duché, me cambié y fui a comer algo.

Cuando ya estaba terminando mi comida, la puerta se abre.

Era mamá.

- Ah, Hola. - Le saludo, comiendo un poco de cereal mientras le prestaba más atención a la televisión que a mi vida.

- ¿Cuándo será el día que comas otra cosa que no sean cereales? - Cierra la puerta.

- Provecho, hija. Gracias, mami. - Trato de imitar su voz.

- Provecho. - Dice, poniendo los ojos en blanco.

Vale, estaba que todo le parecía insoportable.

Luego de comer, fui a mi habitación a hacer tareas.

No hice ni una.

Me senté gente a la ventana, que casualmente daba a la casa de Jason.

Me quedé pensando en él, en lo que hizo.

Justo cuando pensaba en él, lo veo salir por la puerta de su casa.

Y no me gusta la dirección que toma.

Porque sí, es a mi casa a la que viene.

Yo corro escaleras abajo, buscando a mamá para que no abriera la puerta.

Nunca la encontré y el timbre sonó.

- ¡Allison, la puerta! - Grita mamá, parece ser que estaba en la cocina.

Con ese grito, seguro que Jason sabía que alguien le abriría la puerta.

Yo la abrí, lo ví y la cerré de un portazo.

- ¿Quién era? - Preguntó mamá, limpiándose las manos.

- Ah, nadie. - Disimulo.

- Nadie toca la puerta porque le apetece, Allison. - Me dice y camina hacia la puerta, para abrirla.

Crucé los dedos para Jason no estuviese ahí.

Y estaba.

Eso de cruzar los deditos no servía.

- ¿Jason? - Pregunta mamá, asombrada.

El chico estaba vestido muy guapo ¿Vale?

Tenía una camisa blanca debajo de una chaqueta negra.

- Hola, señora Smith, vengo a invitar a Allison a una fiesta. - Jason habla, muy cordial.

¡Era por eso que los padres lo adoraban!

El chico tenía buenos modales y sabía qué palabras utilizar cuando hablaba con un adulto.

Que inteligente que era.