Esperanza

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A Jonathan le encantaba su casa, a pesar de ser tan pequeño y no recordar conocer algo diferente a esto, le gustaba poder correr entre los árboles y utilizarlos como enemigos imaginarios y poder golpearles hasta el cansancio con la espada de madera que su padre había hecho para él con la madera de un viejo tronco.

Jonathan corrió y salto sujetando una rama para abalanzarse desde ella y después caer al suelo.

― ¡No corras! ¡Te Matare! ―le dijo a su más temible enemigo, el árbol más alto de todos.

Sus pequeños pies eran lo suficientemente fuertes para soportar una caída desde esa altura.

Seguía golpeando a su enemigo mortal hasta que al dar un paso atrás sintió algo bajo su pie. Al mirar abajo supo lo que era, un pájaro pequeño había caído desde su nido, seguramente por el maltrato del niño.

―Oh no, ―dijo el niño soltando la espada y tomando al pájaro entre sus manos―. Lo siento bebe pájaro, lo siento.

Después de mirarlo durante un muy largo rato, el pequeño Jonathan tomo una muy difícil decisión.

Coloco el ave en una roca y tomando otra con un peso superior, la elevo al aire y dejo caer su peso directo a la cabeza del ave.

― !!Nate!! ―le llamo su madre antes de que la piedra cayera sobre el ave―. ¿Qué haces, hijo?

Cuando Jocelyn se puso frente a su hijo pudo ver las lágrimas corriendo por las mejillas del niño.

―Lo siento ―le dijo el pequeño―. No quería lastimarla, pero no quiero que sufra más.

Jocelyn que mantenía en sus brazos a su bebé se las ingenió para limpiar la cara de su hijo con una mano.

―Pero Nate, esto no... no...

En ese momento Luke apareció.

Jonathan dejo todo para correr a sus brazos.

― ¡Papá!

Luke miro la escena mientras levantaba a Jonathan dejando que su rostro se ocultara en su cuello.

―Él iba... iba a...

Luke acariciaba la espalda del pequeño.

―Es mi culpa ―explico el hombre―. Hace unos días nos encontramos un ave con sus alas rotas, le dije que debíamos ayudarla a que dejara de sufrir. Entonces...

Pareciera que el alma de Jocelyn había regresado a su cuerpo.

―Entiendo, ―la mujer busco el rostro de Jonathan en los brazos de Luke―. No llores, cariño, hacías lo correcto. Pero no debes hacerlo tú, dejemos que papá se encargue, ¿sí?

El pequeño asintió con la cabeza y Luke lo dejo en el suelo para que tomara la mano libre de su mamá y lo llevará de regreso a la casa.

Cuando Luke entro a la casa, Jonathan estaba en la alfombra de la sala mirando a la bebé Clary haciendo un desastre con la pintura de su madre.

Jocelyn miro a Luke.

―Todo bien, me aseguré de que no pudiera encontrarlo algún otro animal.

Jonathan se acercó a su padre.

―Pajarito sufrió mucho.

No le estaba preguntando, el niño pareciera saber que era un hecho.

Luke bajo a su altura.

―Ya no está sufriendo, lo ayudaste, no estés triste.

Jonathan se miraba decidido y nada triste.

―No, mañana iré a buscar el nido, lo pondré en un lugar seguro para que ningún otro bebé pájaro caiga de nuevo.

El Ultimo Cazador de SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora