Los portales de Magnus eran cien veces mejores que los de Alice, sólo había usado un portal del hada que le sirviera de referencia, en contra del par que había usado más reciente y frecuentemente con Magnus, pero Magnus era la persona más genial que nunca pudo conocer y eso le valía puntos extras.
― Así que creo que me dio la comida que Max no quiso, era bastante parecido a un puré.
Decía Alec adolescente mientras atravesaba con Magnus el portal hacia Alicante.
― Maryse haría eso sin duda. ― Le aseguró el brujo inspeccionando el lugar al que habían llegado ―. Sus hijos son sus hijos sin importar de la dimensión de la que vengan.
Alec se encogió de hombros.
― Da igual, estaba deliciosa. Magnus le sonrió.
― Ven aquí, dime. ¿En dónde buscarías?
El rostro de Alec cambio a uno de concentración, llevaba un traje de combate completo y armas que colgaban desde su cinturón. El chico se acercó al brujo y dibujo una runa en su brazo.
― Concéntrate. ― Le sugirió Magnus ―. Y toma el tiempo que necesites para...
― Es por ahí.
Alec se movió rápidamente y se inclinó frente a un árbol.
― Por lo general las armerías ocultas están en lugares sagrados esto es para que puedan ser protegidas y no encontradas.
― Quizás es una excepción. ― Dijo Alec sin hacer mucho caso de las palabras del brujo.
Magnus se quedó quieto dos pasos detrás de él y cruzó sus brazos sobre su pecho observándole firmemente.
― De acuerdo, dime que tienes, cazador de sombras.
Era un reto que no podía rechazar, tampoco podía perder la oportunidad de impresionarlo.
Su runa ardía en su brazo, Alec, su yo mayor, le había dicho que debía confiar en ellas, que de alguna manera estas eran como un sexto sentido al que tenía que aprender a escuchar. En las últimas semanas se había dado cuenta de que las runas eran la mejor arma de los Nefilim, confiar en ellas le fue demasiado sencillo.
El tronco del árbol estaba frente a él y comenzó a limpiar una parte con su mano, entonces lo miro, era una placa de metal que se había perdido entre las muescas más definidas de la madera. Pero Alec se encontró sin saber que hacer a continuación, miro atrás y Magnus tenía toda su atención en él.
― Tu estela ― Le sugirió amablemente.
El chico la tomó de nuevo y bastó que la acercara a centímetros de la placa para que la runa angelical resaltara del metal oxidado. Alec supo que algo se había desvanecido, un seguro que ahora estaba desactivado. Levantó su mano y presionó la placa como si presionara un botón, fue ruidosa la forma en la que una sección cuadrada del suelo a su lado se derrumbó dejando ver una caja de metal.
Giró su mirada hacia Magnus esperando su aprobación. El brujo le sonreía.
― Debo decir que estoy muy impresionado.
Fue toda la aprobación que necesitó, se movió hacia el agujero en el suelo y quitando dos oxidados seguros abrió la caja, en ella había espadas, estelas y pergaminos.
― Es impresionante.
― Lo es. ― Dijo Magnus ―. Un Cazador de Sombras puede descuidar sus buenos modales, pero nunca sus armas.
Alec rio.
― Lo que daría por tener algo así en casa.
Magnus se acercó, colocó su mano en el hombro del chico y le indico que debía retirarse.
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El Ultimo Cazador de Sombras
FanfictieAlec Lightwood, es un joven adolescente de la ciudad de Nueva York. El único Cazador de Sombras, una raza guerrera que desapareció después de la batalla del Círculo en la que Valentine Morgenstern cumpliese su cometido de sublevarse e intentar extin...