Papá

1K 69 38
                                    

Una de las ventajas de que Maia y Micah compartieran departamento era el poder llegar corriendo de forma desesperada sin preocuparse de que alguno de sus padres les llamara la atención, no era como si Micah no fuera ya un adulto, técnicamente, pero las actividades nocturnas en las que participara pondrían nervioso a cualquiera, casi a cualquiera.

Alec estaba cargando a Raphael y detrás de ellos cayeron los demás con sus respectivas ayudas, todos tenían heridas, sin embargo, Raphael era el que por ahora necesitaba una intervención mucho más urgente. Alec lo coloco en el sillón sin preguntar si podía y comenzó a quitar su camisa para ver las laceraciones.

Maia quien se había transformado en el camino y cogido la ropa de su mochila oculta se acercó a ambos.

― ¿Estará bien?

Alec no la miro, seguía estudiando las heridas del vampiro. Asintió firmemente y busco dentro de uno de los bolsillos en su cinturón, Magnus y los demás le habían dado un gran abastecimiento de medicinas no solo para él, tomo un frasco y después otro, sabía que el que debía usar tenía una estrella en su etiqueta.

―Lo estará, necesita descansar. ―miro el estado de su amigo―. Y quizás un poco de ropa limpia.

―Puedo ayudar con eso ―dijo Maia y se retiró a buscar algo en los cajones de una cómoda.

Alec destapo el frasco y tomo el cuello de Raphael para que inclinara su cabeza.

― ¿Dónde has conseguido eso? ―pregunto débilmente mientras abría la boca para dejar que las gotas entraran y llegaran a su garganta.

―Ahora no eres el único con amigos brujos.

No podía creerlo, no había pasado unas horas desde que había regresado y ahora estaba ahí, intentando hablar sobre amigos brujos, realmente no había tiempo para eso.

―Mire la explosión desde mi departamento, ¿Qué ocurrió, Raphael?

La medicina proporcionada estaba comenzando a surtir efecto y el vampiro se enderezo.

―Catarina, ella... ella se sacrificó por nosotros, ella...

Alec agacho la cabeza.

―Fue ella, pude sentir la perdida, lo lamento tanto, debí buscarlos antes, quizás...

― ¿Dices que estabas en tu departamento? ―Maia se acercó a ellos y le entrego a Raphael una playera de Micah, que era varias tallas más grande de lo que el vampiro usaría. ― ¿Has estado ahí todo este tiempo?

―No, claro que no, acabo de volver, si hubiera sabido lo que estaba pasando hubiera regresado antes, en verdad lo lamento.

― ¿Dónde estabas? ―Esta vez había sido Micah que se había acercado.

Alec lo miro, ahora que Raphael estaba mejor, le tocaba el turno a los demás y ciertamente Micah no se miraba mucho mejor.

―Siéntate ―le pidió tomando su muñeca―. También tengo algo que puede ayudarte a sentirte mejor.

Micah estaba tensamente sentado en el sillón con sus brazos recargados a los costados mientras Alec colocaba una especie de polvo sobre sus heridas, empezó con las de su rostro.

Alec le entrego a Maia un frasco más para que ella lo usara al igual que Oscar. Ellos ahora estaban ocupados en eso.

Micah hizo un gesto de dolor cuando Alec toco su mejilla. Alec fue más cuidadoso a partir de ahí.

―Los mundanos no luchan contra demonios. ―dijo Alec entre dientes de la forma en la que lo hacía cuando quería molestar a Micah.

Micah tomo el reproche y contraataco.

El Ultimo Cazador de SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora