capitulo 1: expiación

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- ¿Mi nombre? No lo recuerdo.

- ¿Mi misión? ya no estoy seguro.

- ¿Mi edad? 1000 años...

- Mil repugnantes años, caminando en un mundo lleno de gente egoísta y asquerosa. Para ser franco, no se porque sigo haciendo esto, no sé qué me obliga a salvar a esta gente miserable de sus errores, separando a la gente "decente" de la escoria. El tiempo me ayudo a sacar las conclusiones más obvias ante la destrucción humana, pero lo peor es que la religiones aún persiste ante la mente débil de las pequeñas poblaciones, que intentan permanecer firmes en sus ideologías en el caos del diario vivir.

- ¿Por qué? ¿Por qué? me seguía preguntando, cada minuto de cada día.

- Mientras tocaba mi violín Stradivarius para hacer dormir a unos niños, y me posicionaba en frente de una débil fogata, me puse en modo de rezo sobre mi katana, desgastada por el paso de los años.

- ¡DIOS, POR QUÉ! ¿POR QUE ME DEJASTE AQUÍ?

- (Sollozando) ¿Qué hice para recibir este castigo?

- Por desgracia, nunca recibí una respuesta directa de el, al final, el ciclo continuo, este mundo se caía y a el no le importa... (susurrando) se suponía que cumplirías tu promesa. Las artes marciales, los libros regados en las librerías abandonadas y los dibujos que hacían los infantes se convirtieron en un efecto placebo para mantener la cordura. 

- El mundo cambio para mal, intento mantener la fe en mi mismo, y en la poca gente que resguardaba y protegía, no Valía la pena y lo sabía. Talvez no recuerde mi nombre, pero aún recuerdo el suceso que comenzó todo y a cimentado mi camino hacia al saber y por desgracia. (suspiro) se convirtió en el peor error que he cometido en mi vida. No lo soporto, ya no más.

- El... el cree que aún nos doblegaremos, el aun cree que nosotros somos sumisos ante sus prejuicios, la mente de los débiles a suprimido su uso de razón para comprender el cruel mundo en el que vivimos, implorando una esperanza vacía, los débiles siempre existirán y estaré ahí para protegerlos, el tiempo me ha brindado la experiencia suficiente para decir, que la luz, a veces... es mucho peor que la oscuridad, elegimos el bando incorrecto, el equilibrio se ha roto al igual que su promesa, pero ahora prometo... que cuando llegue el momento estaremos listos, ya llegara la hora...  en el que el hijo de la aurora se alce... 

¡hacia los cielos! 

La maldición del conocimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora