Capítulo 7: respuestas

177 27 3
                                    


Al día siguiente por la madrugada, después de tantos años... las nubes se habrían disipado para relevar un amanecer luminoso, los rayos del sol habrían chocado en el rostro de Lucy, sintiendo una calidez reconfortante rozando su cuerpo y formando una sonrisa en su rostro ya que al fin podía despertar sin preocupación, miedo o temor, al fin se sentiría segura de las adversidades.

-Lucy: (bostezando) buenos días

-David a: buenos días Lucy

-Lucy: ¿qué? ¿Estuviste despierto toda la noche?

-David a: si, te dije que estos sitios son peligrosos, pero suerte para nosotros que no hubo algún fugitivo, aunque es algo extraño.

-Lucy: ¿de acuerdo? Ehm... tengo algo de hambre.

-David a: empaque algunas barras y comida procesada, están en la mochila de camping, también hay tazas de metal junto con algunas bolsas de té y agua embotellada.

-Lucy: ¿bien lo buscare y tu podrías hacer una fogata para calentar el agua?

-David a: no hay problema,

-Lucy: ¿y dime... te pagan por hacer esto? Digo, tu resguardas a las personas de la ciudad y...

-David a: no, y no espero que ellos me den algo a cambio de mi protección o la de mis subordinados

-Lucy. ¿En serio? ¿Pero por qué?

-David a: no hay razones.

-Lucy: ¿eso... es muy noble, ehhh... ¿Qué es esta cosa de madera? (sosteniendo un violín)

-David a: es un violín, un instrumento musical

-Lucy: ¿un... instrumento musical?

-David a: ¿no sabes que es un instrumento?

-Lucy: (apenada) no, lo siento, donde yo vivía nunca me enseñaron otra cosa que no se trate de predicar y.... humillarme. Para salvar mi... mi alma.

-David a: ....

-Lucy: (entre sollozos) lo siento, soy una tonta.

-David a: ... ven por favor y trae las cosas.

-Lucy: s, si

-David a: siéntate por favor, la fogata ya está lista.

-Lucy: (llorando) por favor no me hagas daño.

-David a: ¿Qué fue lo que te dije?, nunca te haría daño, al contrario, te protegería, y no te preocupes por no saber algo, todos somos ignorantes en algún sentido, no sientas vergüenza de pedir ayuda. ya que nadie va a juzgarte.

-Lucy había quedo anonadada por ese comentario, nadie le había dicho si estaba bien o mal hacer algo, solo recibía regaños y golpes por sus mentores,

-David a: bien, el agua ya está hervida, serviré él te para cada uno

-Lucy: ¿eh? Ah sí gracias. Ehm... puedo preguntarte algo?

-David a: ¿Qué necesitas saber?

-Lucy: ¿Por qué te detuviste cuanto me contabas tu historia?

-David a: ...... yooo.... Era algo que no me sentía listo para decir, es todo.

-Lucy: ¿y te sientes listo para decímelo?

-David a: yo... no lo sé.

-Lucy: por favor, quiero oírlo

-David a: de acuerdo, solo quiero que cuando te lo diga... (suspira) no me veas como un loco.

-Lucy: descuida, he visto muchas cosas que no tienen sentido, lo prometo.

-David a: de acuerdo aquí vamos.

La maldición del conocimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora