Terminado el registro de mi grotesca epifanía junto con las míticas verdades de las ruinas traicioneras en el lodoso monumento de los bastardos, que callan en el incesante canto de los impíos por la piedad falsa, el clamor marchito de los clérigos farsantes junto a las patrañas de lo convencional. Me dispuse a dar marcha mi incesante ciclo de sustento para la gente moribunda, actúe como la disque prole para los necesitados, o un ángel caído para los carentes de afecto y sentido de lógica en un mundo que ya no lo tiene, o más bien nunca la tuvo.
Las preguntas en mi mente no paran de repetirse incesantemente mientras daba cada paso hacia mis personas de confianza, tantos años repitiendo el ciclo para que al final termine en el mismo lugar no tenía sentido en lo absoluto. ¿Solo ese desgraciado podrá darme la paz que quería? No, eso no puede o debe ser posible y no puedo permitirlo, la paz se puede brindar uno mismo, la sensación de culpabilidad que queda por encima de las experiencias de aprendizaje, el aumento de la culpabilidad que se sitúa por el pensamiento de los pecados ajenos, no... es simplemente inconcebible.
Me di cuenta desde hace décadas sobre la mentira del pecado, su virtual efecto hacia lo tangible, uno no puede imaginarse el resultado de su verdadero efecto ante la vida de los hombres, nadie podría. Un simple pensamiento puede cambiarlo todo
La expectativa... la vida entera que dio giro en tiempos pasados, repetimos los errores de nuestros antepasados, estuvimos pensando como ellos y todos esos acontecimientos nos llevó aquí, ¿acaso nosotros tuvimos la culpa? ¿acaso nosotros somos los culpables por seguir las reglas?
Que más podíamos hacer, técnicamente se nos estaba obligando, todo este tema todos los asuntos, este recorrido, su final. Dios... su final, el final de este camino, ¿a qué me conducirá este final?
Lucy: Sí que demoraste tanto, 'que hacías? -pregunto dudosa.
David a: Pues nada importante, solo pensando en el resto de nuestro recurrido.
Leo: Woof Woof
Lucy: Bien dicho leo, parece que te preocupas demasiado del viaje.
David a: Pues ahora me preocupas tú, estás hablando con el perro.
Lucy: jaja, que gracioso. - hablo con sarcasmo.
David a: Muy bien, repasemos esto, ya te enseñé el uso de un arma de fuego y como recargar, luego intentare enseñarte el combate cuerpo a cuerpo, procura guardarlo en esta funda especial para el arma, amárralo a tu cintura para mejor comodidad.
Lucy: Muchas gracias David.
David a: Espera, el perro no hemos podido alimentarlo, ten dale estas galletas de gluten, de todos modos, a nadie le gustan son las que mas sobran en los suministros.
Lucy: Que malagradecidos. -refuto.
David a: No me molesta en lo absoluto, vámonos rápido hacia la carretera tenemos menos de 3 días para llegar a la base de suministros, debemos tenemos un largo recorrido y es muy probable que alguno de nosotros no duerma mucho.
Lucy: Dirás que ninguno de nosotros dormirá mucho.
Leo: Woof
David a: Si, ninguno dormirá, aunque podemos tomarnos pequeños descansos entre turnos para que mantener la orientación, se que el perro no seguirá mis órdenes y será el primero en dormir.
Leo: Woof Woof.
David a: Creo que eso fue un sí, de todas maneras, ya estamos listos para el recorrido, ah y casi lo olvido Lucy intenta callar al perro cuando entremos por el camino que conduce por la carretera, sus ladridos llamarían la atención de los malhechores, yo no llevo un bozal conmigo para callarlo así que confió en que puedas calmarlo por el resto de este camino hasta que crucemos sanos y salvos.
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La maldición del conocimiento
SpiritualEl constante deseo nos conduce a la locura, y la búsqueda del saber nos ayuda a despertar en la cruel realidad