Subimos a través de los pisos del lugar y no hubo mucho que la tormenta se haya llevado, escombros por doquier, nada importante salvo lo que nosotros llevábamos para subsistir y por supuesto, nuestras armas en caso de ser necesario. Estuvimos un par de horas dentro del edificio, por mi parte decidí revisar el estado estructural mientras que Lucy dormía un poco ya que este asunto de la tormenta le habría dado pánico y quería relajarse. Ella despertó sin ningún problema y luego de arreglar todas nuestras cosas nos dispusimos a retirarnos del lugar.
- David a: muy bien el sitio está despejado, dime. ¿te encuentras bien para continuar con el viaje?
- Lucy: si, por supuesto dormir me ha dado mucha energía.
- David a: quizás al final de este camino recto pueda encontrar un mejor sitio para enseñarte, pues la verdad el lugar no se encontraba en muy buenas condiciones y corríamos el riesgo a ser descubiertos.
- Lucy: eso es cierto, para ser sincera ese lugar me daba un poco de miedo.
- David a: bien, continuemos con nuestro viaje.
- Lucy: espera quería hacerte una pregunta ¿Qué hora es?
- David a: no lo sé, pero tengo algo que nos dirá.
Revise en mi mochila durante un lapso de tiempo, y saque un antiguo artefacto que nos diría la hora, francamente por mi longevidad me daba lo mismo el tiempo transcurrido, pero con Lucy, ya es un asunto a parte. Coloque el artefacto en un lugar donde diera mucho el sol y tenia que esperar que la sombra sea lo suficientemente visible para que este pueda indicar la hora correcta.
Lucy: (impresionada) ¿Qué es esa cosa?
David a: esto, es un antiguo reloj de sol, como muchos aparatos tecnológicos ya no sirven decidí optar por hacer algo que no requiriera energía para funcionar, no es muy convencional pero sirven de todos modos. Este artefacto lo usaban unos antiguos hermanos egipcios para marcar el tiempo según la posición del sol, se debe admitir que tanto ellos como los griegos fueron unos genios.
Lucy: (rascándose la cabeza) ¿egipcios, griegos? Hay muchas cosas que no sé,
David a: tranquila, yo puedo enseñarte muchas cosas, pero será en otro momento.
Lucy: gracias y dime ¿Qué hora es?
David a: (revisando el reloj) según la posición de la sombra, son las 3 y media de la tarde.
Lucy: entonces. ¿paso poco o mucho tiempo?
David a: estamos en la hora justa para proseguir, podemos caminar un poco y luego comer algo liviano mientras seguimos avanzando, así no perdemos fuerzas y tiempo.
Lucy: suena bien vamos no perdamos tiempo
David a: (pensando) jajaja, normalmente seria yo el que dijera eso, está teniendo más confianza y eso bueno. Poco a poco podrás ser bastante fuerte para superar tus miedos, pero también temo lo peor en lo que pasaría o lo que podría pasar. Mi deseo es que no sufras más, pero este mundo hará hasta lo imposible para que eso no ocurra, y para cuando llegue ese momento espero que recuerdes que yo, estoy justo detrás.
Lucy: David ¿Qué es ese ruido tan raro?
David a: uno muy desagradable. Mantente alerta se dónde estamos.
Pasamos por un camino pavimentado bastante maltrecho en donde yacían estatuas de antiguos seres que solo servían para venerar y castigar en su nombre justo en frente de ellos había pequeños grupos de personas hablando diferentes dialectos debajo de carpas improvisadas, su estado era deplorable y el olor era muy repulsivo tanto que tuve que decirle a Lucy que se tapara los ojos y me diera la mano para guiarla, pero antes de que lo hiciera me hizo una pregunta, una que no quería contestar.
Lucy: David ¿Qué es este lugar tan espantoso?
David a: uno de los peores lugares que me toca cruzar niña, te presento:
¡El camino de los lamentos¡
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La maldición del conocimiento
SpiritualEl constante deseo nos conduce a la locura, y la búsqueda del saber nos ayuda a despertar en la cruel realidad