*Historia ganadora de los premios Promise Awards 2021 en la categoría romance* *Primer lugar en los premios Love Resort 2022*
Jimin acaba de terminar la carrera de sus sueños; Arqueología. Desde muy pequeño siempre le apasionó la arqueología, se sen...
Cuando sonó el despertador, Jimin llevaba ya unos minutos con los ojos abiertos de par en par y la misma sonrisa del día anterior plantada en la cara. Había dormido como un niño entre las suaves sabanas de la enorme cama que había explorado de lado a lado durante toda la noche y casi podía asegurar que había mantenido la misma sonrisa durante toda la noche. Apenas recordaba haber soñado nada, aunque se había levantado con el mismo resquemorcillo en el pecho que siempre y que le dejaba con aquel sabor agridulce de no saber porque soñaba siempre lo mismo. Agitó la cabeza y apagó la alarma convencido de que si seguía sonando iba a despertar a todo el hotel y teniendo en cuenta que muchos de los que allí se hospedaban eran turistas, dudaba mucho que quisiesen levantarse tan temprano.
Las 7:30 de la mañana. Tal y como se lo había indicado Sammi el día anterior y tal como ponía en los manuales que había leído tan fervientemente antes de acostarse, las excavaciones comenzaban a las 8:30 para aprovechar el frescor de la mañana en el desierto.
Contempló todo por un momento a su alrededor y salió de la cama directo a la ducha y mientras el agua resbalaba tibia por su cuerpo y se enjabonaba el pelo, recordó la petición de Yoongi del día anterior, así que terminó de asearse y salió solo con una toalla enroscada en la cintura y el pelo aún goteando para dirigirse al escritorio. Sacó su cuaderno, aquel donde apuntaba todo y donde hacía sus bocetos y decidió que ese sería el lugar adecuado para redactar la lista que el arqueólogo le había pedido, así que lo posó sobre el escritorio, pasó un par de paginas más allá de su ultimo dibujo y numeró unas líneas del 1 al 10 limitando así las posibilidades de todo lo que pretendía en aquel viaje a solo las más importantes.
En el número 1 apuntó dormir bajo las estrellas en medio del desierto y rió cuando terminó de apuntarlo porque realmente había soñado con aquello muchas veces y aunque podía parecer una tontería era una de las cosas que deseaba hacer en su tiempo libre. Paseó la mirada por la página numerada e hizo un par de amagos con la pluma para escribir pensando bien en lo que quería poner. Al final dejó algunos huecos en blanco y cuando llegó al último punto mordió su labio inferior y sonrió conforme con lo que llevaba escrito. Cerró la pluma y se dirigió con una sonrisa al armario donde el día anterior había colocado su ropa para sacar un atuendo apropiado para su primer día de trabajo. Cuando acabó de vestirse se miró en el espejo, cogió su bandolera marrón y la llenó con todo aquello que creyó necesario, bolígrafos, lapiceros y cuadernos y por supuesto la preciada cámara instantánea que Jungkook y Taehyung le habían regalado en su último cumpleaños y sin la que no salía de casa. Volvió a mirarse al espejo y pasó nervioso las manos por su pelo un par de veces mientras pensaba en hacerse un par de selfies que subió de inmediato a su Instagram.
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Unos minutos más tarde mientras salía animadamente hacia el restaurante del hotel y respondía un mensaje de Taehyung que le deseaba suerte en su primer día, se encontró con Sammi esperando para entrar a desayunar.
-Buenos días Sammi-saludó el chico alegremente sobresaltándola.
-Eh Jimin, buenos días, que energía de buena mañana, yo aún estoy medio dormida-dijo la chica reprimiendo un bostezo perezoso. Jimin rió entusiasmado.