Capítulo 9. Lapislázuli.

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Yoongi era apasionado en todo lo que hacía y eso hacía a Jimin derretirse bajo el ardiente sol del desierto de aquella mañana. Habían llegado relativamente pronto a la excavación con sonrisas más que amplias en sus rostros e inmediatamente se habían puesto a trabajar en un pequeño indicio que uno de los trabajadores había descubierto con un pequeño sonar y que ahora había que comprobar con la maquinaria más innovadora que había llegado ese día cedida por el propio gobierno egipcio

Habían pasado las escasas dos horas que llevaban allí mirándose en la lejanía y sonriendo disimuladamente con los ojos brillantes después de que aquella misma mañana Sammi atravesase la puerta de su habitación irrumpiendo como un huracán mientras contemplaba todo a su alrededor con los ojos como platos.

-¿No esta Yoongi aquí? ¿No ha pasado la noche contigo?-cuestionó su amiga dándose la vuelta para mirarle a los ojos.

Jimin cerró la puerta la puerta tras él y negó entrecerrando los ojos todavía con sueño.

-¿Por qué?-chilló alarmada haciendo reír a Jimin. -¡Según tus mensajes todo iba de maravilla!-añadió en el mismo tono.

-Y lo fue Sammi, ¿Qué te digo? ¿Qué no soy de esos? ¿Es demasiado pronto? ¿Yoongi no es de esos?-se había quejado Jimin haciendo aspavientos. Con una risa contenida ambos se habían sentado juntos al borde de la cama.

-Es que Yoon si es de esos-sentenció la chica firmemente.

-Joder, yo también soy de esos, pero no se que me pasa con él, que siento la necesidad de ir despacio y ayudarle a sanar, es guapo e irresistible, pero también es dulce, bueno y me vuelvo demasiado inocente a su lado. Necesita curar ese corazón suyo antes de que podamos dar pasos de gigante-explicó Jimin haciendo aspavientos con las manos.

-¿Te lo ha contado?-preguntó ella tan asombrada que pensó que se desmayaría allí mismo.

-Si-confirmó Jimin simplemente con un pequeño asentimiento.

Sammi había sonreído entonces, con una sonrisa de las de verdad, encantada al parecer porque Yoongi hubiese compartido sus secretos más íntimos con el chico.

-Eres muy importante para él si te lo ha contado- había dicho acariciando levemente el mentón del joven. Entonces ambos se habían abrazado durante un buen rato mientras Jimin le contaba todo lo que había pasado, todo lo que Yoongi y él habían hablado.

La noche anterior habían charlado hasta tarde, reído y se habían besado acurrucados encima del capó del todoterreno de Yoongi mientras observaban las estrellas con las manos entrelazadas. Casi a las dos de la madrugada, cuando el festival ya había apagado todas sus luces, el ruido de la gente había disminuido notablemente y la música solo era un recuerdo leve en el rescoldo de sus alborotados corazones, habían decidido dar por finalizada aquella mágica noche.

Yoongi sentía algo extraño en su pecho, lo sintió durante todo el camino de vuelta a Hadid, con Jimin medio dormido a su lado en el asiento del copiloto,  así que cuando llegaron a aquel pasillo demasiado oscuro y demasiado caliente supo que algo raro pasaba cuando simplemente besó a Jimin con dulzura y se despidieron con una sonrisa. Ya en su habitación ambos se encontraron pensando en aquella despedida demasiado cansados para no caer ante el sueño. 

Podían haberse comido a besos en ese pasillo y haber pasado la noche juntos en una maravillosa burbuja de placer, para ninguno hubiese sido extraño ni fortuito que hubiese pasado, pero no, algo en aquel sentimiento extraño que sin saberlo, ambos portaban, les había hecho dejar ir al otro sin hundirse en el pozo de la pasión.

Y por eso Jimin llevaba un buen rato distraído mirando al arqueólogo trabajando sin cesar detrás de su sueño. Pensando en como aquel hombre lo volvía un niño con solo mirarle, en como a cada roce de sus labios se volvía ingenuo como un adolescente y como con aquel hombre delante, guapo e imponente había sido incapaz de tener el impulso de pasar la noche con él.

Whispers in the Sand// YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora