Capítulo 10: Danielle y Peter.

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Danielle se había quedado sin palabras, aunque en el fondo sabía que no había necesidad de decir más que un sincero "gracias". El hombre se despidió de ellos y se fue montado en su trineo de renos con campanillas hasta desaparecer en algún lugar del cielo. Faltaba cada vez menos para llegar a las colinas de la mesa de piedra, así que alentaron el paso e iban más tranquilos. Una noche el frío viento les impidió seguir caminando, por lo que se resguardaron en una pequeña cueva, con espacio suficiente para todos.

-¡Hijo de Adán, ven aquí y ayúdame a poner la fogata, por favor!- le pidió el castor a Peter, a lo que éste accedió enseguida.

Susan, Danielle y Lucy, estaban con la castora ayudándole a servir la comida que habían conseguido a lo largo del día. Después de comer todos se recostaron alrededor del cálido fuego y se quedaron dormidos. Un ruido del exterior había provocado que Danielle despertase y saliera a revisar si todo estaba en orden, el causante del ruido había sido un pequeño conejo que pasaba saltando por ahí.

-¿Qué haces despierta?- preguntó Peter a espaldas de Danielle, haciendo que se asustara y pegara un pequeño brinco.

-¡No vuelvas a hacer eso!- exclamó ella con una mano en el pecho.

-Lo lamento, no era mi intención asustarte- dijo Peter, riendo levemente.

-Salí porque había escuchado un ruido, pero era solo un conejito- respondió.

-¿No te parece extraño todo esto?- cuestiono Peter, sentándose en un tronco que había afuera de la cueva-. Hace apenas unos días que no éramos más que niños, pero aquí, en este "mundo mágico" podríamos llegar a ser reyes, podríamos ser personas importantes, o al menos, mas importantes que en nuestro mundo.

-Lo sé, es algo complicado-dijo Danielle, sentándose junto a Peter-. Pero si buscamos el lado bueno, aquí podríamos aprender muchísimas cosas, y si en algún momento estamos destinados a regresar a nuestro mundo, no seriamos simples niños, pues tendríamos más conocimientos y seriamos más inteligentes, o más valientes...

-Tienes razón- respondió él-. Ojalá pudiera ver el lado bueno de las cosas tan fácil, así como tú. Realmente lamento no haberte creído ni a ti ni a Lucy, sé que fui muy grosero.

-No te preocupes más por eso, ahora estamos aquí y debemos preocuparnos por encontrar a tu hermano ¡Estaríamos en problemas si algo llega a sucederle!

-Es verdad, le prometí a mi madre que cuidaría de mis hermanos y le estoy fallando-admitió él, bajando la cabeza.

-No fue tu culpa, Pet. Edmund salió ¡nadie jamás hubiera imaginado que habría una manada de lobos afuera con órdenes de capturarlo! Tranquilo, sé que lo encontraremos.

-Eso espero... ¿Tu realmente crees que lleguemos a ser importantes en Narnia? Es decir, ¿Realmente podríamos ser alguien aquí?

-Yo creo que podemos ser alguien en dondequiera que estemos-respondió Danielle, poniéndose de pie-. Solo debemos aprender a confiar en nosotros mismos.

-¿Tú lo haces?- Cuestionó Peter, levantándose igual-. ¿Tu confías en ti misma?

-Tal vez no lo suficiente, pero creo que si llegamos hasta aquí es por algo.

-¿Crees que Aslan se decepcione al conocernos? ¿Al ver que no somos héroes y que solo somos niños?

-Me da la impresión de que Aslan de un modo u otro ya nos conoce, no tengas miedo, Pet-dijo abrazando a Peter-. Todo estará bien ¿De acuerdo? Haremos lo posible por que todo salga bien.

-Solo quiero que mi hermano regrese a salvo.

A Través Del Agua: Hija Del Mar © || Peter PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora