Los cinco junto con Aslan se aproximaron al salón que poseía los cuatro tronos, y en medio de ellos el gran trono del señor del mar. A sus lados había centauros sosteniendo espadas, formando un tipo de fuente en honor a los próximos reyes. Detrás de ellos estaban los demás narnianos.
Cuando los niños y niñas estuvieron frente a todos, se hizo el silencio y Aslan habló.
—Desde hace mucho tiempo Narnia estuvo en espera de su llegada, y he aquí ustedes: Peter, Edmund, Susan, Lucy y Danielle. Hijos e hijas de Adán y Eva. Castores, Fauno... acérquense aquí, por favor.
Entonces los señores castores se aproximaron, llevaban una bandeja de oro, forrada de tela morada, que sostenía cinco coronas. El señor Tumnus igual se acercó, tomó una corona y con sumo cuidado la colocó en la cabeza de Edmund, después hizo lo mismo con Lucy, siguieron Susan y Peter. Al mismo tiempo, Aslan proclamaba:
—He aquí el Rey Edmund. He aquí la reina Lucy. He aquí la reina Susan. He aquí el Rey Peter.
Fue en ese momento cuando Tumnus tomo la última corona, se aproximó a Danielle y con una sonrisa la colocó en su cabeza.
—He aquí a la gran reina del mar, Danielle— proclamó el león.
—¡Larga vida a los Reyes! ¡Larga vida a las reinas! — estallaron los narnianos.
—Ahora- dijo Aslan—, he de recordarles que una vez siendo rey o reina de Narnia, serán rey y reina siempre. Que su sabiduría nos guie hasta el final de los tiempos. Acompáñenme todos por favor a la orilla del mar— añadió—. Llevaremos a cabo el bautizo de nuestra gran Reina Danielle.
Todos los invitados salieron del castillo, y una vez estando frente al mar descubrieron que la orilla se encontraba llena de hermosas flores blancas y amarillas. En la arena había un arco de madera repleto de las mismas flores.
—¡Ese arco es hermoso! — exclamó Danielle ¿Tu lo mandaste a poner, Aslan?
—Oh no, yo no he sido, pequeña— respondió el león.
Peter bajo la mirada y sonrió un poco. Por fortuna, nadie más que Aslan se dio cuenta.
Danielle y el león se aproximaron al mar y todos los siguieron.
—Padre— susurró la niña para sí misma.
—Hermanita, dondequiera que te encuentres a partir de este día, que sepas que él y yo siempre estaremos contigo— dijo Aslan—. Podremos comunicarnos siempre que tú lo desees, búscanos y nos tendrás. El agua te acompañará de hoy en adelante y hasta el fin de los tiempos.
—Aslan, ¿Cómo pueden saber si soy digna? No me conocen...
—Pequeña, te conocemos desde el día en que viniste al mundo y desde hace mucho tiempo atrás.
Entonces, el león sopló al mar y éste se abrió. Danielle sabía lo que tenía que hacer, así que se acercó al camino que se había formado en el agua. Con miles de ojos observándola, cerró los ojos y se sumergió a las profundidades del mar. Abrió los ojos y miró a la superficie, Aslan estaba hablando. Descubrió segundos después que no tenía problema alguno para respirar ni para oír, pues escuchaba con claridad lo que el león decía:
— "Hoy aquí, bautizo a Danielle como la Gran Reina de Narnia, por elección y prescripción, Emperatriz de los Mares y Reina de Cair Paravel. Dama de la muy noble orden del León."
En ese momento los narnianos estallaron en vivas y vítores, y Danielle salió a la superficie. Todos se inclinaron ante su presencia. Los cinco niños se pusieron frente al arco.
—He aquí sus nuevos Reyes y Reinas- proclamó Aslan—. ¡Larga vida a los Reyes! ¡Larga vida a las Reinas!
—¡Larga vida a los Reyes! ¡Larga vida a las Reinas! — repitieron los narnianos.
—Y tal parece que hoy tendremos un motivo más de celebración- exclamó el León, viendo que Peter se acercaba al arco de flores.
Con una sonrisa, el nuevo Rey le dijo a Danielle que se acercara, y así fue. Una vez estando uno frente al otro Peter se arrodilló.
—Sé que no hace falta hincarme para pedirte esto— dijo él—, pero creo que no hay modo suficiente para expresar lo que me has hecho sentir durante todo este tiempo.
La niña se enrojeció, pues Peter había tomado su mano.
—Danielle— siguió él—, ¿Me concederías el honor y la felicidad de convertirte en mi novia?
—¡Sí, sí, sí! – exclamó Danielle y abrazó a su ahora novio. Él la tomó de la cintura dio una vuelta mientras la abrazaba.
—Te quiero tanto— le murmuró Peter.
—Te quiero mucho más— respondió Danielle. Y ambos se sumieron en un cálido beso.
Las mujeres y muchachas estaban encantadas con la escena. Los hombres y muchachos lanzaban vítores y aplaudían. Lucy y Susan no podían más de la emoción. Y Edmund decía para sus adentros "ya era hora".
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A Través Del Agua: Hija Del Mar © || Peter Pevensie
Fanfiction◉AUTOCONCLUSIVO. ◈ Primer libro: Hija del Mar. Danielle es llevada con su tío Digory a causa de la guerra, descubrirá el mundo de Narnia con los hermanos Pevensie y se dará cuenta del poder que posee, a través del agua. ❝Repetiría una y mil veces la...