Orion

388 64 200
                                    

Anne.

Habían pasado cinco meses del momento en el que habíamos decidido darnos un tiempo con Gilbert.

Bueno, desde que yo le pedí un tiempo.

Y me gustaría decir que fue beneficioso, que me sirvió para aclarar las ideas y darme cuenta lo que valía como persona, como si de un retiro espiritual o de una metamorfosis se tratase...pero no. En realidad me había sumergido en mi estado de Anne cenicienta, haciendo y enviando los trabajos que los profesores habían fijado para Julio.

Estábamos en Mayo.

Había remodelado mi cuarto, ido a la peluquería, unido a un club de ambientalistas, y escrito una columna en el periódico del centro de estudiantes sobre lo dañino de las relaciones a distancia.

Como ven, lo llevaba muy bien.

¡Levanten las manos los solteeeeeros!

Levanté las manos.

Como si estuvieran dando agua en una sequía.

O libro de Charlotte Bronte edición especial en tapa dura.

O vacunas en medio de una pandemia mundial.

Cole, que me había venido a ver al campus para que no me suicidara, o según él, para pasar tiempo de calidad entre amigos...soltó una carcajada tan escandalosa, que estoy segura que aún con el sonido de la música, hasta el dj pudo oirla.

—Si quieres escuchar gritar a alguien, pídele que reafirmé su soltería en un bar, justo después de terminar una relación. —exclamó en mi dirección.

Le saqué la lengua con fastidio y me acerqué a él, para que pudiera escucharme a través del ruido. —Justo después es bastante pronto, ¡si consideramos que estoy soltera hace casi seis meses!

—¡Son Anne y Gilbert! —exclamó, como si eso significase algo a estas alturas—. Ni dos años en mucho tiempo.

Recordé los dos años que habíamos estado separados antes y una punzada me recorrió el estómago al pensar en la posibilidad que estuviéramos tanto tiempo sin vernos otra vez.

Me tomé el contenido de mi vaso al seco. —Iré al baño.

No me escuchó.  —¿Qué?

—Que iré a orinar.

—¿Uhm?

—Qué iré a llorar por allá abajo por lo que me acabas de decir. —le aclaré–. Eres un amigo terrible.

—Te había escuchado la primera vez. —exclamó la traición hecha persona—. Sólo quería reafirmar que mi pareja ideal se extraña aún.

Puse los ojos en blanco y caminé lejos de él, sintiendo mi vejiga más llena de pipí que la cabeza de Billy.

No me malentiendan, no mentía al decir que el comentario de Cole me había recordado lo mucho que extrañaba a Gilbert, pero realmente tenía ganas de orinar. Muchísimas.

Y la gente parecía multiplicarse. Ahg, me iba a orinar la primera vez que salía después de mi rompimiento.

Si existía la definición de decadencia, definitivamente era esa.

O bueno, quizás habría sido esa si no se hubiera sumado el hecho de que de pronto un muchacho chocó toda su espalda enorme contra mí cuerpo.

—¡Oye! —le grité.

Nisiquiera me hizo caso, parecía más interesado en la conversación que estaba teniendo con otra mujer.

—¿Qué rayos te pasa? —se dirigía a ella—. ¿No sabes quién soy yo?

Anne Of The Present: One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora