Tequila

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Gilbert.

—No me voy a mover un carajo.

—Te dije que contestaría eso. —exclamé en dirección a Moody, que miraba con total curiosidad a la pelinegra—. Se lo he pedido cinco veces.

—Si las cinco veces has tenido la misma respuesta, ¿por qué mierda sigues solicitando una y otra vez lo mismo? —vociferó, dándole un sorbo largo a la botella de tequila en sus manos—. Para ser un futuro doctor, no eres muy listo.

Fruncí el seño. —Venus.

Imitó mi gesto, exagerándolo. —Príncipe encantador.

Uy, miren; dos ebrios tratando de ser dramáticos, sabiendo que eso jamás sucederá porque uno de ellos está en la bañera con ropa.

Ah, éramos nosotros.

Moody, el único sobrio en este cuento, suspiró. —Ya llegó nuestro taxi, no sé si quieres que me quede y...

Negué. —Me devolveré caminando luego de tratar de hacerla entrar en razón.

—¿Seguro?

—Si sabes lo que te va a responder, ¿para qué mierda vuelves a preguntarle? —gritó Vee, aún desde la bañera—. No sé porqué los quiero tanto si a veces son tan idiot...oh, no me miren así, es una expresión, no los quiero, sería incapaz de querer a gemelo idiota y gemelo más idiota.

—Suerte, gemelo más idiota. —se dirigió a mí Moody, sabiendo que definitivamente él era el 'más idiota'—. Adiós, camionera demente.

—Byeee, Modscielito. —volvió a gritar la camionera, dándole el sorbo más gigante que le había visto dar a alguien, al contenido de la botella en su mano.

Suspiré al escuchar la puerta cerrándose. ¿Cómo convencer a un león ambriento y con uñas postizas rojas a entrar a una jaula?
—Eh, Blythe. —chifló—. No necesito que me cuides.

—No vengo a cuidarte. —le dije, quitándole la botella y sentándome a su lado en la fría baldosa blanca de la bañera—. Si vas a deprimirte, soy ahora mismo el amo y señor en eso, así que, adelante. Deprimámosnos. 

Parpadeó con confusión, y luego optó por regalarme una sonrisa torpe.  —Eres más divertido con el corazón roto.

—Y tú más loca. —le di un sorbo al contenido botella, luchando por no vomitar ahí mismo; era de conocimiento público que yo no sabía beber.

Menos como Venus Le Brun / estómago de camionera y resistencia de vikinga.

—Entoncesss, —exclamé una vez controladas mis ganas de vomitar—. ¿por qué rayos estás en la bañera?

—Porque quiero reflexionar y sería incómodo si lo hiciera como siempre, mientras cago, porque ésta no es mi casa. —me respondió, la señorita modales en persona—. Y tú, ¿por qué rayos estás en la bañera?

Levanté mis hombros, restándole importancia. —Para acompañar a mi mejor amiga.

La confusión entonces se situó en cada extremidad de su rostro, fue como si le hubiera dicho cómo convertir el agua en vino, o la respuesta a un calculo matemático enorme.

—¿Mejor amiga? —dijo en un susurro.

Asentí, soltando una carcajada. —Estás bastante emotiva si consideramos que no me quieres, pero claro. Eres la única amiga camionera que me invita a tener una cita en una bañera, ¿cómo podrías no serlo?

Me quitó otra vez la botella y le dió uno de sus sorbos sin miedo a la muerte. —Nunca he tenido un mejor amigo, porque al parecer Roy solo me quería porque estaba buena y me quería follar.

Anne Of The Present: One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora