Jingle bells (1)

351 46 72
                                    

Anne.

Y entonces llegamos a diciembre. El último mes del año más lleno de intensidad y drama que pasé en mucho tiempo.

Y no me maldigo ni a mí, ni a Gilbert, ni al destino. Maldigo pura y absolutamente a los libros de amor.

Por mostrarme siempre finales perfectos y obligarme a pensar que luego de ese beso final entre los protagonistas, ellos vivirán felices para siempre. No importa si tienen 13, 15 o 30, tampoco si pelearon constantemente en todo el libro; luego de ese final, todos los problemas se resolverán y nada malo puede pasar.

Qué diferente es la vida real.

—¿Disculpa?

Parpadeo volviendo a la tierra, y noto que aunque mis ojos están puestos en él, no había realmente visto al muchacho detrás del mostrador en el que estoy.

—Lo siento muchísimo, estaba en...

Sonríe mirándome divertido. —¿La luna?

—En pluton. —exclamo correspondiendo su sonrisa—. ¿Qué necesitas?

Levanta a un costado de su rostro una copia de "Constitucionalismo canadiense: el rol de las mujeres en la ley suprema" escrito por nada más y nada menos que Diana Barry. Sonrió con más intensidad.

—Buena elección. —digo pasando el código de barras del libro por el scanner—. ¿Algo más?

Asiente. —Quizás es un poco impertinente, pero...¿tú eres Anne Shirley? ¿La activista?

Oh.

—No, no. Nos parecemos solamente.

Achina un poco los ojos, inspeccionándome, pero termina por asentir. —Juré que eras ella y quedé muy sorprendido al pensar que podía estar trabajando en una biblioteca.

—Sería una locura, desde luego, yo me llamo Cordelia. —le respondo, guardando el libro de mi mejor amiga en una bolsa de papel. Inserto un marcapaginas de la tienda y un cupón de descuento—. Aquí tienes tu tesoro literario, espero que lo disfrutes muchísimo.

Sonríe otra vez. —Muchas gracias.

Correspondo su sonrisa. —Muchos de nad...

Entonces la puerta se abre, y mi mentira se cae a pedazos. —¡Ana!

Cierro un poco los ojos y mi boca se convierte en una línea al ver la mirada del cliente.

—Es mi segundo nombre. —le respondo y él asiente sin creerme nada.

Todas las personas de la tienda voltean a ver a Hadar casi de forma magnética. No las culpo, ni culparé jamás.

Era su efecto, su magia. O bueno, la magia de sus trajes extravagantes y coloridos.

—Cristina, aquí estás. —vuelve a cambiarme el nombre y el cliente no dice nada, solo se va el pobre—. Necesito tu ayuda.

Sí, seguía viendo a Hadar, pero no se confundan, Orion y yo no habíamos vuelto a dirigirnos la palabra. Era muy reciente todo, así que por mi salud mental, fingía que era solo la mejor amiga del novio de mi mejor amigo.

Sí, Cole había encontrado el amor.

—A tu disposición solo si bajas un poco la voz.

Asiente y ahora comienza a susurrar: —Necesito tu ayuda.

Copio el volumen de su voz y ahora parecemos vendedores de droga en plena transacción. —Dime.

Saca de unas bolsas el traje más extravagante que yo había visto en mi vida terrenal. —¿Qué opinas?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 24, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Anne Of The Present: One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora