19. El partido

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Capítulo XIX: ¿Apoyas a una cerveza?


Un día no muy normal de julio en su Francia. 

Daniella. 

Yo no soy amante del futbol, la verdad es que nunca le encontré interés lo cuál es muy raro ya que mi país es la hinchada más grande del mundo. 

Tal vez Azazel lo dio por hecho por esa razón, porque no me cabe otra razón por la cual me haya traído a un partido de futbol. 

Hay mucha gente gritando a todo pulmón canciones que no conozco y apenas me sé algunos nombres de los que mencionan, vamos no soy fan pero no saberte los nombres de los integrantes de la selección de tu país podría considerarse un pecado a muerte aquí. 

Hasta ahora solo pude reconocer a Pedro Gallese, que es el portero nacional. Después me suenan otros porque papá es aliancista y cuando hay partidos grita tanto que creo que a todo el vecindario les quedo grabados los nombres. 

—¿No es emocionante?

Para mí no, pero es tierno ver como Azazel brinca cada cinco segundos y le sigue el coro a las personas que traen una camiseta celeste. 

—Si. —digo aunque creo que lo único que me gusta de esto es la felicidad que él transmite. —Es increíble. 

—Bob me dio las entradas hace unas semanas por mi cumpleaños, desde que las tuve en mis manos supe que tenía que venir contigo. 

Siento la sangre subir por mis mejillas y por un momento me avergüenzo, no sabré que decir en todo el partido, ni siquiera me sé la mayoría de los nombres o los títulos técnicos. Solo sé que la tarjeta roja es algo malo, expulsión creo. 

—Te sonrojas mucho, ¿lo sabías?

—Claro que no. —negué frunciendo el ceño. 

—Al menos te sonrojaras diez veces este día. —dijo con seguridad. 

—¿Podemos cambiar de tema?

—¿Para que equipo le vas?

Te hubieras quedado callada, Daniella.

El pánico me invade y digo lo primero que se me viene a la mente. 

—Alianza Lima. 

No tarda ni dos segundos en echarse a reír, ¿Lo habré dicho mal? 

—Vaya, no sabía que tuvieras tan poca tolerancia, Ella. —lo miro sin entender, ¿Tolerancia a qué? Él me mira por unos segundos sin decir nada. —¿No tienes idea del futbol, verdad?

Bajo la mirada avergonzada. 

—No, la verdad no sé mucho. Pero mi familia es aliancista

Eso es cierto, papá contagio su amor por la blanquiazul a Polaris técnicamente desde que nació y mamá tiene una camiseta, así que tampoco es que se les pase desapercibidos. 

—Bueno, ahora somos enemigos. —dice cruzándose de brazos y enarcando una ceja, yo frunzo el ceño aún más confundida. —Yo voy por Cristal. 

Mi confusión aumenta, he visto esa marca de bebidas alcohólicas en la televisión y en la nevera de mi casa. 

—¿Apoyas a una cerveza?

Él suelta una carcajada, ríe tanto que se agarra el estómago y su rostro se ha tornado rojizo. 

—Ya, enserio —digo golpeándole un brazo para que se calme, me molesta no saber porque se está riendo. —, deja de burlarte. 

Cuando lo conocí ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora