Scott había tomado un largo baño, parecía que ya no le importaba si su perro guardián estaba esperándolo a que saliera o si se había ido a casa. Él en verdad estaba necesitado de un largo baño en agua fría para calmarlo.
Por una parte, se sentía culpable, culpable de que todo había sido causado por su tonto deseo de ser correspondido, también culpable por aprovecharse de la duda de su amigo, culpable por cada una de las cosas que había pasado desde que ese idiota lo expuso en la tienda de conveniencia.
Su largo tiempo debajo de la ducha se debía a que su mente se complicaba demás como siempre al pensar en las cosas que pudo hacer mejor, las cosas que no podía manejar y sobre todo el "¿Qué pasa por la mente de Quill en este momento?". Una y otra vez como si no tuviera más preocupaciones que no tuvieran que ver con Peter.
Salió de justo después de cerrar la llave, ya estando por completo calmado y frío. En ningún momento se atrevió a tocarse por la simple idea de tener al rubio a tan corta distancia. Aunque el motivo principal es que le hacía sentir vergüenza volver a dejar salir esos sonidos tan raros de su boca como lo había hecho la noche anterior cuando el más alto estaba devorándole el cuello.
Se empezó a secar con la toalla. Ya tenía más de media hora dentro de ese lugar. Cualquiera con un poco de conciencia se habría ido para evitar que todo volviera a ser incómodo.
Se ató la toalla alrededor de su cintura solo por si acaso y salió por fin del baño. Y cuando pensó que todo iba a ser normal Quill le atacó verbalmente con múltiples preguntas de preocupación.
— ¡Scott! — Fue lo primero que salió de su boca al encontrarse frente a frente con el más bajo al salir del baño.
— ¡AH! — Se asustó en primera instancia. — ¿P-Peter... sigues aquí? — Era una pregunta algo tonta pero valida por todo lo que había pasado
— Estaba preocupado, no sabía si te sentías mal... ya sabes, apartando el asunto principal. — Desvió la vista hacia un lado para evitar encontrarse con los ojos cambiantes del menor, algo que siempre le hacía verse como un tonto.
— E-Estoy bien, mira, no soy un niño que no puede encargarse de sus propios asuntos. — Intentó sonar serio y maduro.
— Lo sé, pero no pude evitar preocuparme. — El más alto parecía un perrito preocupado por su amo. — Además fue mi culp-
Iba a disculparse por cada una de las cosas que estuvo meditando hasta que vio la imagen del castaño. Su cabello mojado y goteando un poco, cuerpo descubierto a excepción de la cintura y parte de las piernas. Se podía notar los vellos delgados que le cubría algunas zonas. Pero de todo lo que podía ver hubo algo que lo dejó boca abierta.
— Scott... — Siguió hablando después de su auto interrupción. — ¿Eso es un chupón en tu cuello?
Casi como por acto reflejo el afectado por la pregunta se cubrió con la mano la zona media de su cuello que alojaba una aún muy llamativa marca de propiedad. Era rojiza, menos que en la mañana, pero seguía destacando.
— N-no... no es lo que parece. — Intentó excusarse, pero ya había quedado expuesto. — Es un moretón... me golpee con una-
— No tienes por qué fingir conmigo. — Su mirada estaba entre seria y algo molesta. Sus cejas querían acompañar en presencia con un suave ceño fruncido. — Si tienes un amante es normal que esas cosas pasen.
— ¡JASON! — La sola mención a que el responsable de dicha marca era su amante lo hizo volver a ponerse rojo. Acto reflejo le dio una vuelta con su mano libre al tomarlo del hombro y empezar a empujarlo con esta sin soltar su cuello con la otra. — No es momento para hablar... ahora buenas noches Peter. — Siguió empujando.
— ¿Me estas echando porque tienes un amante? Eso es muy cruel, te dije que lo entendía. — A pesar de sus palabras aun sentía que no debía estar de acuerdo con esa idea.
— Mi cuello y yo estamos muy cansado. Nos vemos otro día. Descansa. ADIÓS. — Por fin pudo sacar a Quill de su departamento y cerrar la puerta tras él.
El castaño con cara cubierta de un rojo carmesí se recostó de la puerta, usando su espalda como soporte solo miró arriba antes de cerrar los ojos y dejar que sus piernas se fueran deslizando hasta caer sentado en el suelo.
Scott Lang se había quedado en posición fetal usando sus brazos como pañuelo de lágrimas mientras estos reposaban en sus piernas. Se sentía incómodo, feliz, asustado y nervioso. Muchas emociones en un solo momento y en una sola persona no eran saludables.
..............................................
— Eso es muy gracioso. — No podía dejar de tomar del jugo que su querido amigo le había ofrecido, era la única manera de mantenerse tranquilo y sin soltar alguna risa desesperada por la cantidad de gracia que le hizo escuchar esa historia. — Yo creo que debiste dormir con él.
— Por Dios Loki, estoy en problemas... esto es serio. Peter ya sabe que soy gay, sabe que tengo a alguien que me gusta y que alguien me dejó esta marca en el cuello.
— Por lo mismo. Muy gracioso. — Suspiró complacido por oír las quejas del castaño. — ¿Seguro que crees que ese tonto de Quill una todos los puntos como para que piense que te gusta? A mi parecer el cree que tienes un amante y solo sentirá celos a partir de ahora. Aprovéchate de esos celos. — Dejó reposar su cabeza sobre su mano, esta estaba erguida con el codo de apoyo en la mesa de la cocina.
— Soy un desastre... ¿cómo me pude aprovechar de las dudas y curiosidades de él? Parezco un desesperado.
— Pareces alguien enamorado que tuvo una oportunidad y la aprovechó. En el último momento tuvo cargo de conciencia innecesariamente y ahora se atormenta a sí mismo. — Le restó importancia a sus palabras al apartar la vista, ahora miraba sus propios dedos de su mano contrario, muy cerca a los del más bajo. — Pero tranquilo, solo pareces. No te lo tomes tan personal.
— Es justo eso, justo eso es lo que pasó. — Quería que la tierra lo tragase al recordar cada momento. — Y de paso he evitado verlo desde ese día.
— Han pasado unos 3 días, ¿no? — Este asintió algo desganado — Deberías verlo. Y no sé, decirle que yo soy tu amante o algo. Ya sabes, para avivar la llama de los celos que ha estado prendida. — una sonrisa algo maliciosa se formó en su rostro. Quería jugar un poco con la situación.
— No puedo. Le dije que no había nada entre nosotros. — El más alto chasqueó la lengua algo decepcionado. — También sabe lo de los apodos. ¡AGH!
— ¡AH! Dios Zorrita, me diste un susto. ¿Qué pasó ahora? — Se sobresaltó en su lugar y su mano se dirigió a su pecho. Un poco más y le iba a dar un ataque.
— Es que le estaba comentando lo de nuestros sobrenombres y le dije "Hola, me presento, soy la Zorra" — Eso hasta para él era un acto vergonzoso.
— Pff haha, no te preocupes por eso mi querida Zorrita asustadiza, te apuesto que el idiota de tu amante está tan mal como tú en este momento. — Sonrió tranquilo al ver como este levantaba la mirada, esta vez para verlo.
— Él no es mi amante. — Mencionó resignado. — Si acaso me ve como su hermanito.
— Scottie, cariño... No sé si me hice entender. — Se acercó un poco inclinándose en su lugar y levantarle su carita mientras lo tomaba de la barbilla. — Si quieres que todo sea normal, mejor no le des mucha importancia a todo esto. Pero si quieres que el tonto de esa estrellita se dé cuenta de tu existencia, por lo menos más de lo que ya debe darse cuenta, debes tomar todo lo que crees que es una desventaja a tu favor.
— Creo que sigo sin comprender del todo a que quieres llegar. — Lo miró confundido con una lágrima a punto de querer salir.
— El idiota se dará cuenta de que eres su amante cuando seas su amante. — Bebió nuevamente de su vaso con suma elegancia y solo dejo salir otro suspiro de placer.
El azabache tenía su mirada decidida, tenía un plan y Scott sabía lo que significaba eso. Ahora se sentía metido en un problema que él sólito se había metido.
ESTÁS LEYENDO
•◦ CRECIENDO ◦• | ►STARANT◄
RomanceAU sobre la vida de Scott Lang y Peter Quill al ir creciendo juntos. Tendrán situaciones que irán viviendo hasta que se sepa la verdad dentro de sus corazones. Scott había quedado huérfano a una joven edad, por suerte la madre de Peter, Meredith Qui...