CAPÍTULO XI

204 30 19
                                    

Morioh, Morioh, Morioh. Morio-cho radio... Morioh-cho radio. Esta es la primera vez que enciendo la radio de nuestra casa, la musica y la voz del locutor son acogedoras y hacen sentirme comoda, como si todo estuviera bajo control.

"Ohayo gozaimasu. Morioh-cho Radio y yo soy su DJ y vecino, Kai Harada. La primera canción del día es..."
Di un suspiro para comenzar a ordenar los papeles que tenía frente a mí, mientras la música de la radio inundaba mis oídos. Si bien tengo una entrevista muy importante que realizar acá, pero no por eso debo descuidar. Vi a Massimo por el rabillo del ojo saliendo de la habitación ya vestido y con una camisa distinta.

-Rosetta iré a una parte ¿no te molesta?-

Lo miré sin expresión. ¿Dónde están sus modales? Bien, da igual.

-No, pero tenemos trabajo. Aún debemos intentar sacar algo mínimo de Kishibe sin que se dé cuenta-

La sonrisa de Massimo desapareció y su cuerpo comenzó a temblar.

-¿Ocurre algo?- Pregunté preocupada. Es una actitud extraña en él, ya que siempre anda alegre y algo distraído.

-Questo...-

-Me estás ocultando algo-

Massimo, quien tenía la vista hacia al suelo me miró con sus ojos salidos de sus cuencas. Levanté una ceja esperando una respuesta. He estado sospechando de él hace algunos días, pero lo he colocado al final de mi lista en mi cuaderno especial para notas especiales porque hay cosas más importantes que hacer.

-Si, digo no... o sea, un poco- Lo miré atentamente. Massimo jugaba con sus manos -Nuestro jefe quiere que volvamos a italia-

De todas las palabras insignificantes que Massimo puede decir durante el día, esta frase es la que mas relevancia tiene.

-Cosa?-

-Si, le dije que no lo habíamos conseguido la entrevista ni nada que nos sirviera-

Lo miré sorprendida. No puedo creerlo ¡Tuvo que consultarme primero!

-¿Pero por que le has dicho eso?-

-Pues... porque es la verdad. Dijo tambien que ya no habia suficiente dinero para nosotros-

Suspiré, sosteniendo con mis dedos el puente de mi nariz.

-¿Cuando?-

-¿Cuando que?-

-¿Cuando tenemos que volver?-

-En dos dias...-

Me quedé congelada, no habia palabras que se pudieran conectar en mi mente.

-Está bien- Me limité a decir.

-¿Qué cosa?-

-Puedes irte a... hacer lo que tenias que hacer-

-Mmm... bien ¡Nos vemos, Rosetta!-

Salió disparado que ni siquiera dejó la puerta bien cerrada. Me senté en el sillón y mi vista se dirigió a la ventana. Enojarme no iba a servir de nada, y ya de por si he perdido el control bastantes veces en mi estadía en Japón, por lo que tengo que recuperar viejas costumbres para tener todo solucionado.

Me levanté y tome dinero de mi bolso, donde guardaba documentos importantes. Y antes de salir, apague la Radio. Lo siento, Kai Harada. En otra oportunidad podré escucharte.

Ya casi es la hora del almuerzo, y para poder pensar mejor, necesito tener el estómago lleno. No tenía intenciones de cocinar, he hecho la comida desde nuestra estadía en aquella casa. Massimo tiene que hacer cosas por él mismo.

Open Your Heart, Kishibe Rohan ¡ACTUALIZANDO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora