PRESENTACIÓN

1K 75 30
                                    

Flashdance... What a Feeling - Irene Cara

Hace exactamente seis meses fue que conseguí este trabajo en la editorial Pettegolezzi. No, quedan cinco minutos para que se cumplan los seis meses.

Dejé de mirar mi reloj de mano y dirigí mi vista al enorme libro de japonés contemporáneo que tenía frente a mi escritorio compartido con Ornella, mi compañera de artículos. Suspiré, hace ya dos meses y cuatro días que me habían encargado viajar a Japón a entrevistar a un mangaka famoso. ¿Por qué yo?, pues la primera opción fue Ornella, pero para ella aquel país era demasiado anticuado para poder lucir sus prendas falsas. La segunda opción fue Ugo, pero era demasiado tonto como para formular alguna palabra, además de su egocentrismo que nubla a todos excepto a él. Finalmente, yo. La tercera es la vencida.

No tengo problemas en viajar a Japón, en absoluto. Pero ¿viajar a un pequeño pueblo poco conocido y sin rutas turísticas? ¿Qué es lo que haría un mangaka en las afueras de la gran capital? Mire hacia al frente debido a la puerta abriéndose estrepitosamente, era Massimo, mi compañero de trabajo además de compañero de viajes. Simplemente insoportable, no me agrado desde el inicio, cuando almorzamos juntos y masticaba con la boca abierta, no olvidar por supuesto su estruendosa respiración ¿Tendré que soportar su irritable manera en la que hace ruidos? ¡Ni pensarlo!

-¿Todavía estudiando? ¡Si ya te sabes todo el diccionario japonés!¡Incluso al revés!-

-Tengo que asegurarme, Massimo- Respondí indicando que dejara de hablarme

-De todos modos no vamos a estar tanto tiempo- No respondí. Escuché su respiración agitada mientras buscaba algo en su bolso -Pero me gustaria tener una relación con una japonesa dicen que son...-

Me levanté y guardé mi libro en la mochila. Ah, de paso lo interrumpi. Abandoné la sala y me dirigí al estacionamiento. Dejé los autos atrás y tomé la bicicleta. No sin antes colocarme el casco. Creo que fui un poco dura, mañana hablaré con él.

Miré la hora en mi reloj 22:10. Justo a la hora, como todos los días. Doblé en una esquina ya conocida para mí. Tomé la bicicleta entre mis brazos para subir las escaleras que llevaban a mi departamento.

-Buona notte, Rosetta- Me saludó mi vecino Mario. Era un extraño coleccionador de tazas, que cuando se le perdió una, llamó a la policía asegurando que uno de los habitantes fue el culpable. Revisaron el edificio entero, incluido mi piso.

-Buona notte-

Dejé mi bicicleta en el lugar de siempre, al lado derecho de la puerta y me preparé para dormir. No pude estar tranquila a pesar de tener los párpados pesados, por lo que revisé mi equipaje una vez más. Cerré los ojos para dormir pero un sentimiento de angustia nacía en mi pecho. Estaba nerviosa, mañana sería el vuelo a Japón y mis compañeros de trabajo nos despedirán con una fiesta sorpresa no tan sorpresa porque a Ornella se le escapó.

Escuché un maullido en mi ventana, me dirigí a este y un hermoso gato blanco. Abrí la ventana y dejé que entrara, con su cuerpo acarició mi abdomen y con su cabeza buscaba mi mano, que se la di gustosa.

-¿Vienes a despedirte de mí, José José?-

Acariciaba su espalda. Inmediatamente se escuchó su ronroneo reinar en la silenciosa habitación. Solo la tenue luz de mi lámpara acompañaba el ambiente.

-Mañana no podremos vernos, viajaré a otro país ¿puedes creerlo? Aunque no sea por un articulo de verdad- Suspiré pesadamente y recibí un maullido como respuesta.

-Pero no te preocupes, dejaré un plato enorme con comida exclusivo para ti-

No recibí respuesta, era un gato no puede hablar. Sin embargo, no es cualquier gato, es José José, me viene a visitar todas las noches y me hace compañía, normalmente vuelve a su hogar cuando ya recibió su cariño y comida especial. Ya era muy tarde para mí, por lo que, fui a mi cama y José José me acompañó recostandose en la cabecera.

Open Your Heart, Kishibe Rohan ¡ACTUALIZANDO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora