Cuando subimos al avión deje una mochila arriba de nuestros asientos y me senté de inmediato a un lado de la ventana. Suspiré, nunca antes había estado tan lejos de casa, lo que hacía ponerme nostálgica. Mi hermano me había mandado un mensaje que no podría despedirme pero que él y Nocciola, mi sobrino, me deseaban todo el éxito del mundo y que están ansiosos por verme de nuevo. Por lo que tenía un poco de pena pero al mismo tiempo motivación. El pequeño Nocciola me pidió que le trajera el autógrafo de el mangaka junto a su manga favorito, no tengo idea cual es pero cumpliré mi promesa.
-¿Has viajado alguna vez?- Massimo interrumpió mis pensamientos
-Sólo a Siena a visitar a mis abuelos- Sonrió divertido con mi respuesta.
-Yo a España, por mi madre- Levanté una ceja algo sorprendida por aquella información
-Dime algo en español- Giré mi cuerpo para tenerlo frente a frente
-El restaurante es por allá- Apuntó algo y yo miré, pero solo vi la cabecera del asiento delantero.
-Increible- Dije sincera -No entendí nada, pero es sorprendente. Rió ante mi comentario.
-Sabes- Me dijo un poco serio, por lo que me asusté y me acomode en el asiento -Eres muy seria. Quería acercarme a ti antes, pero es como si te alejara cada vez que lo hacía-
Aquello no me era anormal. Sonreí con ternura ante su sinceridad.
-Lamento eso. No soy seria, tengo un sentido del humor extenso. Solo que...- Pausé un poco. Me observó para que continuara -Tengo un horario y debo cumplirlo, además de que no me gusta el ruido y tú eres bastante ruidoso-
-Lo siento por eso-
-No te preocupes. Ahora que estaremos en Japón tendré un nuevo horario, seré más flexible- Dije guiñandole un ojo de forma amistosa -Sólo espero que no hagas tanto ruido-
-Lo prometo- Dijo con una sonrisa. Nunca antes había tenido una conversación tan extensa con el rubio, pero me daba tranquilidad saber que intentaba llevarse bien.
Se escuchó una voz de un parlante indicándonos que debíamos ponernos el cinturón de seguridad porque el avión estaba a punto de despegar. Luego de hacerlo, tomé mi libro La Acabadora de Michela Murgia, uno de los clasicos aqui en Italia ademas de un regalo especial de parte de mi hermano.
-Es un buen libro- Dijo Massimo apuntando el libroLe sonreí pero mi sonrisa se borró al instante al sentir algo extraño en mis pies. Estabamos a punto de despegar. el avión comenzo a acelerar, aun estabamos en tierra firme. Sentí que mi cuerpo fue empujado al asiento por una fuerza sobrenatural, luchaba por levantar mi cuerpo pero me era imposible. La mano de Massimo se posó en la mía, miré su cara en la que tenía una pequeña mueca. Reí y llame su atención porque su cara era toda una incógnita.
-¿Te da miedo?-
-Para nada-
Fue irónico para alguien, el cual viaja seguido a otro país. La conversación llegó hasta ahí y cada uno estaba sumido en sus pensamientos. Para llegar a Japón son 12 horas de vuelo, por lo que podría dormir en el avión y cuando lleguemos, salir a explorar la ciudad de Morioh. Lo bueno es que con Massimo comimos hamburguesas antes del vuelo, por lo que no sufririamos por hambre. Pero si lo haríamos por aburrimiento. Ah, sólo espero terminar el trabajo y volver a casa pronto.
Estaría mintiendo si dijera que el viaje fue tranquilo. Massimo, me despertó durante mi sueño profundo para avisar que iría al baño. No sé porqué lo hizo, quiero decir, yo no iría a ninguna parte y el no puede llegar muy lejos. Mientras lo esperaba trataba de adivinar la hora; mi hora de sueño ha sido interrumpida por este viaje, por lo que apenas llegue a Japón tendré que tener uno nuevo acorde al trabajo y a los horarios japoneses.
El suelo o más bien el avión, comenzó a tambalearse. Me aferré fuerte de el asiento y apreté mi mandíbula. Miré hacia atrás, Massimo aún no volvía y mis nervios ya estaban sensibles. La voz dijo que mantuviéramos la calma, eran unas pequeñas turbulencias que al rato acabarían.
¿Pequeñas turbulencias?. Massimo llegó e hizo una mueca al ver mi rostro pálido y asustado.
-¿Turbulencias, no?- Preguntó con naturalidad. Hace un rato le temía al despegar
La voz del parlante tenía razón, acabaron un poco después de que Massimo llegara. No podía dormir despues de que mi sueño fuera interrumpido ademas me estaba calmando de lo recién suscedido, cuando un niño detras de nosotros comenzo a llorar. Apreté mis puños con fuerzas y sentía que mi cabeza palpitaba. Cerré los ojos tratando de calmar mi pequeño corazon que estaba sufriendo por los nervios.
Massimo lo notó y se levantó de su asiento buscando algo en su mochila que se encontraba sobre nosotros. Pude notar que sacaba un envoltorio rosa, miraba atenta a sus movimientos y vi como se lo pasaba al niño llorón.
-Grazzie- Escuché como el pequeño le respondía.
Massimo volvió a sentarse y a colocar el cinturón de seguridad.
-Mi sobrino no es así-
-¿Tienes un sobrino?-
-Sí y tiene la misma edad de aquel niño-
Suspiré. Que daría por estar con el pequeño Ghirga.
-Supongo que no es maniática como la tía ¿no?-
Levanté una ceja, debería sentirme ofendida.
-No, pero si le va bien en matemáticas-
Al rato volví a quedarme dormida, pero nuevamente fui interrumpida por unos pasos de tacón apresurados y muy cercanos. Levanté mi cabeza del hombro de Massimo, pude notar que él también se levantó. Me deshice del cinturón y apoyé mi brazo en la cabecera.
Un hombre asiático, ya mayor estaba siendo atendido por las jóvenes azafatas. Los rostros de las mujeres era de preocupación y seriedad. Tragué saliva. El hombre se estaba ahogando y no encontraban la forma de hacer que respirara.
Tapé mi boca con la mano y mis ojos aguados nublaban mi vista, me preocupaba aquel hombre que se encontraba cerca de la muerte. Las azafatas lo levantaron mientras otra lo abrazaba por la espalda, ¿abrazaba? ¡Estaba presionando su estómago! Un pedazo de comida salió volando de su boca, justo a un lado del asiento de Massimo.
Volví a sentarme al percatarme de que ya todo estaba en orden, pestañee varias veces intentando tragar toda la información de lo recién ocurrido. Me sentía inútil, tengo conocimientos sobre estos casos y aún así no pude moverme por el miedo, al igual que hace unos años.
Sacudí mi cabeza intentando sacar esos pensamientos. Sentí que una lágrima resbalaba por mi mejilla.
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Open Your Heart, Kishibe Rohan ¡ACTUALIZANDO!
Fiksi PenggemarRosetta Ghirga es una joven periodista excentrica que va a Japón en busca del gran mangaka Kishibe Rohan para hacer la entrevista que puede salvar su fracasada carrera, lo que no espera es que aquella ciudad a la que se dirige no es tan normal como...