CAPÍTULO V

390 49 28
                                    

-¿Sei sicuro?- Preguntó Massimo mientras arreglaba mi cinturón

-Molto al sicuro-

-¿Esto es ilegal?-

-Sí, lo es-

Levanté un poco mi vista, debido a que Massimo era más alto por dos centímetros. Ya habíamos almorzado, literalmente obligué al rubio a cumplir con el horario que tanto pasamos a llevar. No opuso resistencia, tal vez me tenga miedo.

Suspiré pesadamente.

-Deseame suerte-

-Fortunato-

Comencé a caminar en dirección a la enorme casa o mansión de el chico cabeza de alga. No tenía planeado entrar por la puerta principal. Al contrario, entraría por detrás y si es mucha suerte de mi lado, entraré por la puerta.

Miré mi reloj, quedan dos minutos para que sean las 15.30. Esperé a que los minutos pasaran para poder intentar pasar. Apoyé mi rostro en la ventana, no se podía ver muy bien, pero escuché pasos dentro, me agaché lo suficiente para no ser descubierta.

Esperé cinco minutos para estar asegurada de que no me iban a descubrir. Me levanté lentamente y con la misma velocidad moví la perilla de la puerta. Estaba cerrada, por lo que tendré que entrar por la ventana que afortunadamente estaba abierta.

Cuando toqué el suelo hice una mueca al escuchar el pequeño estruendo que se produjo, al parecer no se dio cuenta porque no sentía ni escuchaba nada. La casa se veía enorme tanto dentro como por fuera y los muebles que tenía eran muy modernos, incluso más que los del hotel.

Mi respiración se cortó. Me oculté detrás de un estante con libros. El sonido provenía de afuera y no parecía ser el odioso de Kishibe. Escuché el chirrido de la puerta en todo este silencio y los pasos de alguien con demasiada duda de si entrar o no. Y no soy yo.

Cuando los pasos finalizaron, suspuse que se dirigía al segundo piso. Salí de mi escondite para subir las escaleras, apenas puse el pie sonó un crujido. Aguante la respiración como si creyera que de esa forma me volvería invisible. Continúe mi paso cuando me di cuenta que mi presencia no se había notado.

Escuché voces provenientes del segundo piso cada vez mas fuertes. Frené cuando escuché que cesaron por el timbre de la puerta. El pánico me invadió cuando escuché pasos dirigirse a donde estaba yo. Corrí hacía el estante, pero mis pies se enredaron y cai de lleno al piso, retrocedí nerviosa cuando vi un cuerpo arrastrarse ¡Es uno de los niños de ayer!

-¡Son Josuke-kun y Okuyasu-kun!- Su voz estaba cerca -No sé como descubrieron que estaba aquí- Cayó frente a mis pies. Por reflejo lleve mis piernas hacia mi pecho -Pero algo podrán hacer para salvarme-

Cuando su mirada se dirigió hacía mí, el horror ya estaba dominando todo mi cuerpo, su cara reflejaba terror. Noté como frunció el ceño lo único que pude hacer fue colocar mi dedo indice derecho en mi boca, implorando que guardara silencio.

Siguió su camino hacia la puerta, arrastrandose. Debería ayudarlo pero mi cuerpo no respondía, mis ojos ya estaban llorosos por el nerviosismo

-Algo podrán... ¡Haré que me salven!-

Cuando abrió la puerta, su miedo extrañamente se habia ido. Parpadeé varias veces sin creer lo que había visto. Dos jovenes muchachos se encontraban fuera. Tragué saliva cuando el de peinado raro dirigió su mirada hacia mi.Mi corazón latía rápido, imploraba que no dijera nada. Como si missuplicas hubieran sido escuchadas por él, dejó de mirar y dirigio su vista al pequeño niño frente a ellos.

Volvio a la casa y cerro la puerta detras de el. Me miró, yo no dije nada, se le veía preocupado.

-¡Ya lo recuerdo! ¡Iba a pedirles ayuda! ¡Josuke-kun! ¡Okuyasu-kun!-

Open Your Heart, Kishibe Rohan ¡ACTUALIZANDO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora