C A P Í T U L O 8

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Celeste.

Último día. Todo estaba listo en el jardín, hasta el mínimo detalle había sido supervisado. Iba a ser el día más importante en la vida de mi madre y sin duda quería que todo saliera perfecto. Su vestido estaba oculto en mi ropero para que Nelson no lo viera, porque según las creencias de nuestras familias eso traía mala suerte.

Comenzaba a caer la noche y los amigos de Nelson y de mi madre llegarían en cualquier momento para cumplir con la vieja tradición de "la despedida de solteros". Entré a la casa por la puerta del jardín, avanzando por el extenso pasillo hasta llegar a las escaleras que llevaban al segundo piso donde estaban las habitaciones, empecé a subir los peldaños en un trote suave cuando alguien se interpuso en mi camino. Levanté la cabeza y los recuerdos vinieron a mi mente.

—Dime que no me dejarás solo —soltó de la nada.

—¿De qué hablas...

—¡Dime qué no me dejarás solo, maldita sea!—exclamó y golpeó la pared a un lado de mi cabeza haciendome dar un respingo.

—No te dejaré solo—dije sin tener la menor idea de a que me estaba refiriendo.

—Nunca—dijo en un tono más calmado.

—Nunca—repetí.

Y sin darme tiempo a más estampó sus labios contra los mios...

Entorné los ojos levemente en busca de alguna expresión de incomodidad e incluso vergüenza pero no encontré más que un rostro inexpresivo. Me hice a un lado para dejarlo pasar aunque no pude evitar seguirlo con la mirada.

—Jeremy—lo llamé antes de que llagara a los últimos escalones.

—¿Uhm?—se detuvo pero no volteó a verme. Abrí y cerré varias veces la boca sin saber exactamente que decir.

—¿Has visto a Nicholas?

—No—respondió de forma tajante.

—¿Sabes si llevo a pasear a los perros?

—No

Y sin más desapareció trás la puerta principal. Fruncí el ceño algo confundida.

Primero me besa y después me ignora.

Suspiré resignandome a la idea de buscarle sentido a sus actitudes. Era un gemelo Walter, ¿qué más podía esperar de él? Continúe subiendo las escaleras hasta el tercer piso de la casa en donde estaban preparando las bebidas para la "fiesta". A penas terminaban las escaleras, había un gran salón con un minibar lleno de botellas y demás. A la izquierda del mismo se encontraba un largo pasillo con algunas puertas, las cuales supuse que serían los estudios y alguna que otra habitación de huéspedes. Al final del pasillo habían dos puertas de cristal que llevaban a un balcón no muy grande el cual estaba techado . Avancé hasta llegar a él recibiendo el aire de la noche, mi vista calló directamente en algunos coches que comenzaron a atravesar el portón y a estacionarse frente a la puerta. Ya estaban llegando los compañeros del trabajo listos para beber como locos.

—¡Bu!

—¡Ah!—grité por el susto—¿Quieres dejar de aparecer así de repente? Vas a matarme de un infarto.

—Toma—sonrió de forma ladina ante mis palabras y me extendió una botella de cerveza—.Deberías relajarte, has trabajado demasiado con los preparativos de la boda— dijo tomando asiento en una de esas sillas que cuelgan del techo.

HADES (Dulce Pecado#1)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora