Capítulo 33

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Cuando todos se encontraron fuera de la estatua de Bobie, Max volvió a recordar aquella experiencia desagradable del 28 de octubre.

En su intención de querer tener mejor visión, April encendió su propia linterna, aunque pronto ella se arrepintió al ver rastros de sangre fresca por todo el suelo, comenzando por algunos trozos humanos de los propios jóvenes involucrados en la fiesta.

Max ya había visto cosas peores que ni siquiera tuvo el ligero reflejo por querer vomitar, a comparación de Jacob y April, quienes estuvieron a nada de soltar sus propios vómitos.

—Andando —anunció Max al haber ignorado aquellos rastros de trozos humanos.

Todos comenzaron a dirigirse nuevamente a la misma dirección que siguieron cuando trataron de salir de Funny Landy aquel octubre de 2014, apoyándose en la iluminación de la linterna de April, quien ya había logrado controlarse respecto al vómito.

Cuando llegaron a la misma intersección de pasillos, la joven de dieciocho años recordó:

—Es por aquí.

El grupo de amigos torció hacia la derecha, y tras un minuto de recorrido, retorcieron hacia la izquierda para dar finalmente con la entrada principal de aquel lugar.

Tanto Freddie como Jacob no pudieron dejar de lado el detalle de que una luz provenía de ahí dentro, desconcertándolos obviamente.

Por otra parte, Max estaba recordando lo que pasó junto a April durante enero ahí dentro. Aquella máquina de moler carne volvió a resonar en lo más profundo de su mente.

Cuando abrió las puertas, el cuarteto de amigos fue cegado por la luz de su interior.

Max tardó en recuperar poco a poco la visión, hasta que logró detectar a Michael, quien estaba sentado en un rincón de la bodega, abrazando sus piernas con la mirada perdida.

—Michael —fue lo único que logró decir Max en el momento.

Aquello fue debido a que tanto él como el resto de sus amigos fueron tironeados por una soga que había estado esperándolos. Habían caído en una trampa.

Todos se pusieron de cabeza en cuestión de segundos. Forcejeaban por poder librarse, aunque eso era en vano.

Al ponerse a pensar en el responsable de aquello, Max no tardó en darse cuenta del autor de tal acto.

Alex Morgan estaba saliendo de una habitación, cuya entrada estaba ubicada a unos diez metros de donde se ubicaba la máquina de moler carne.

Su aspecto había cambiado demasiado. Estaba más ojeroso, por no decir que sucio también. Además, su mirada ya era la de un verdadero psicópata. Se encontraba igualmente herido por la caída que obtuvo por culpa de Max, demostrando bastante sangre chorrear de su cabeza.

— ¿Alex? —preguntó asustado el joven Greevey.

April y Freddie observaban con terror a Alex. Jacob por su parte seguía tratando de liberarse de aquella trampa.

— ¿De verdad creíste haberte librado de mí? Error —dijo de forma amenazante Alex y enseguida comenzó a reír maniáticamente.

Jacob finalmente había dirigido su atención al joven Morgan tras haber escuchado su risa maniática.

— ¿Cómo fue que sobreviviste? Yo te vi caer junto a Max por aquel hueco desconocido —repuso Jacob confundido por lo que recordaba de aquella escena.

Alex simplemente chasqueó su lengua repetitivamente y comenzó a hablar:

—Cuando recobré la conciencia, me hallaba rodeado de una oscuridad bastante densa.

La AbominaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora