Capítulo 36

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Le llevó bastante tiempo recorrer aquel camino, el cual retorció varias veces en una especie de caracol, además de haberlo hecho descender en varias ocasiones escalones de metal. Juraba haber estado caminando por lo menos un par de horas, sin exagerar.

Cuando comenzó a sentir que sus pies ya no podrían seguir avanzando más, finalmente dio con su destino.

Tras haber descendido una curva a través de unos cuantos escalones, llegó a una puerta de metal antigua, lo cual le llamó bastante la atención, más que nada porque daba la apariencia de ser la entrada al hogar de un demonio, sin exageración alguna.

Prueba de ello era que la puerta de metal rezaba las siguientes palabras:

Dios ya no está aquí

Aquello hizo a Max sentir un temor inexplicable, aunque mantuvo la cabeza en alto y su decisión firme mientras sostenía con fuerza su bate de béisbol.

Empujó la puerta de metal antiguo y logró ver que todo estaba ardiendo de forma desconocida. Lo rodeaba mucho calor, y, además, el color rojo se intensificaba demasiado en el ambiente, como si de verdad estuviera en el infierno.

—Así que esta es la guarida verdadera de aquel monstruo Michael —murmuró de forma lógica Max, que estaba observando lo que parecía ser la estatua de la cabeza de un ave de corral.

Esa cabeza se encontraba encima de una puerta en forma de arco, la cual llevaba a un lugar completamente oscuro, del cual solamente logró ver paja en el suelo, como si de verdad fuera el nido de un ave.

Si tuviera que pensar en algo similar, el joven juraría que estaba en un templo dedicado a aquella abominación.

A sus costados se encontraban cosas de carnicero, las cuales parecían ya haber sido usadas en otras personas que habían sido capaces de llegar hasta ese lugar desconocido tras haber explorado los oscuros secretos de Funny Landy antes que él.

Al fin entendía por qué ese sitio era el verdadero infierno de todos. A parte de las cosas de carnicero, se encontraban varios cuerpos mutilados, por no decir que también había cuerpos colgados invertidamente en las paredes, como si fueran cruces invertidas.

De pronto, Max se dio cuenta de que aquellos cuerpos eran pertenecientes a personas que alguna vez fueron científicos. Los mismos científicos que habían llevado a cabo el experimento clandestino del hombre ave.

Con solo ver eso, Max supo muy bien dónde se encontraba. Estaba en el lugar donde Andrew Coleman había sufrido aquella transformación abominable.

Para poder comprobar aquello, Max miró a todos lados desesperado, hasta que encontró a su izquierda una ventana que daba la vista a una especie de habitación de control.

Eso le hizo saber que de verdad estaba en el lugar donde empezó todo el horror de Funny Landy.

De pronto, Max comenzó a tener calor, dándose cuenta de que, de verdad, estaba muchos metros bajo Tierra, lo cual explicaba el por qué su recorrido a través de aquel camino secreto fue de casi dos horas.

Ahora que hacía consciencia, los niveles de Funny Landy ya habían llegado a su final. El primer piso, el restaurante y los videojuegos. El segundo piso inferior, el área de juegos y un cine. El tercer piso inferior, la estatua de Bobie y la bodega. Después había una separación de alcantarillas, para dar paso al inicio de un infierno. El cuarto piso inferior, las máquinas de vapor y tortura. El quinto nivel, lo laboratorios abandonados. El sexto nivel, las habitaciones de mutilación humana. Y, por último, la guarida de aquella abominación, en donde se encontraba en ese preciso instante.

La AbominaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora