It's a kiribaku fic. (???) (no)

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Datos:
- no canon en el mundo dhyd.
(no hace falta leerlo para entender)

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(...) Están próximos y recostados en la hierva, mirando hacia algún punto en el infinito cielo hasta que Kirishima decide virar en dirección a su acompañante.

Lo analiza detenidamente. El cabello azabache de Sero está humedecido por haber nadado en la laguna algunos minutos antes, con algunas gotas resbalándose de él, y se ve tranquilo a pesar de haber tenido una tarde agitada. Eijirō piensa que su rostro es masculino, bien parecido a su desconocido gusto, y su torso está descubierto al igual que el suyo.

Eijirō titubea entre decir algo o callar, entre si arruinaría el momento (como ya le ha pasado antes con Katsuki) o si pasaría desapercibido. Le cohíbe bastante no saber expresarse aún.

—Gracias por haberme traído aquí —musita finalmente, llamando la atención del hombre.

—¿Mmh? El calor está a nada de irse, esto era necesariamente urgente —bromea con falsa seriedad el susodicho, acomodándose para verle—. Además, teníamos que lavarnos. Cazar tiene sus gajes, como la tierra en todas partes y las heridas abiertas.

—Sí, bueno...

A Eijirō le es imposible no sentirse contagiado por la emoción del otro, a pesar de ser relajado. Siente la necesidad de decirle algo más, de continuar con su choque de miradas sin que se vuelva incómodo.

—Me gusta mucho pasar tiempo contigo —confiesa, sincero a sus sentires—. Eres muy especial para mí.

El pelinegro asiente, un tanto ruborizado, y sonríe. Han estado conviviendo demasiado tiempo juntos y se han vuelto bastantes cercanos desde entonces, lo pasan bien en sus descansos e, incluso, en sus trabajos junto con Denki.

Hanta pasa su brazo por debajo de los hombros del contrario para acercarle más, su otra mano viaja a la mejilla del pelirrojo y murmura, encima de su rostro.

—Lo mismo digo, Ei, lo mismo digo.

Y lo siguiente que sabe Hanta es que ha tomado al chico y lo está aproximando demasiado a su boca. Eijirō permanece inmóvil, sin pánico en su mirada, pero curioso.

Que sus labios rocen es llamativamente importante, es un llamado de atención a parar porque su corazón late desembocado y no acaba de procesar qué está sucediendo; pero ni eso detiene el hecho de que sus bocas se chocan en un beso.

Es inexperto, al menos de parte de Kirishima, quien no sabe cómo proceder. Se deja llevar, tal y cómo le había indicado el hombre anteriormente. Se deja llevar por los movimientos del azabache, porque son seguros, mucho más que los suyos, son ásperos y son atractivos.

Es electrizante.

En algún momento, Sero baja su mano hasta la cintura del más alto y está a nada de subirse, de meter su lengua. Es ahí cuando se da cuenta de las cosas. ¿En qué demonios estaba pensando? En nada, sus instintos simplemente le hicieron seguir.

Abre sus ojos y se separa, intranquilo, ganándose un suspiro decepcionado.

—Mierda, ¡lo siento, lo siento mucho! —Sero dice, aún si no se aleja lo suficiente—. Fue raro, mierda. Lo siento, no sé qué pasó por mi cabeza.

Pero el pelirrojo sigue contemplando sus ojos, sin reaccionar más que pasearse entre sus facciones. Mierda, le ha gustado. Tarda, mas una sonrisa apenada se dibujó en la cara del ex dragón.

—No importa —Encoge sus hombros—. No fue malo... Supongo que es un beso, ¿no?

—Bueno, sí...

—Y ha sido por alguien especial para mí, así que está bien.

Eijirō se acerca para depositar un beso fugaz la comisura de sus labios y, luego, su mirada es devuelta al cielo. Está ensoñado. Y eso es todo para ambos.

- qué raro narraba antes no(?)

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- qué raro narraba antes no(?)

Caprichos Serokiri.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora