10. Una noche inolvidable

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Voldemort había sentido como una parte de él se encendía ante las provocaciones de Potter. Podía ser un crío pero no era uno feo, tan solo se comportaba como uno. Así que Voldemort se lanzó a la boca de Potter, decidido a cumplir su petición. Se aseguraría de que solo pensara en él todo lo que quedaba de día hoy y durante los siguientes. Siempre le había gustado que los demás lo tuviesen en su mente, que no se olvidaran de él, que fuera por temor o pasión le era indiferente.

-¿Lo has hecho alguna vez con un hombre?-preguntó Marlo. 

Harry se tapó la cara con las manos y negó con la cabeza.

-¿Estás seguro de esto?-preguntó de nuevo. Al fin y al cabo, sería muchas cosas, pero no era ningún violador y no quería que mañana Potter lo denunciara a autoridades muggles. Sin embargo, parecía lo suficientemente consciente de sí mismo.

Potter se quitó las manos de la cara y lo miro a los ojos. El fuego que había dentro de sus ojos y la lengua que relamió su labio junto con sus siguientes palabras hicieron que no preguntara de nuevo:

-Te pedí que me hicieras olvidar, no que me cortes el rollo haciendo preguntas.

-No te quejes mañana-susurró en su oído.

Tom fue dejando una letanía de besos por el cuello de Harry, haciendo que se arqueara bajo su tacto. En algún punto tanto la camiseta como la de Harry desaparecieron, probablemente había sido cosa de Harry. Sin duda, era más fácil y rápido. Las manos de Harry se extendieron por el pecho de Marlo al tiempo que este fue recorriendo su cuerpo con sus labios. Cuando llegó a los pantalones sonrió ante lo que notó, el simple roce provocó que un gemido se escapase de sus labios. Harry lo miró con reproche y eso simplemente hizo que quisiera jugar con él. Marlo inclinó la cabeza y le dio una sonrisa ladeada, pensaba prepararlo muy concienzudamente.

Tom le quitó los pantalones lentamente sin dejar de mirar esos ojos que tampoco le quitaban la vista de encima. Besó cada muslo interno antes de deslizar sus bóxer lentamente con una sonrisa que exasperó a Harry.

-¿A qué estás esperando?

-Las cosas buenas se hacen esperar Harry.

-Eres un sabiondo estúpido. Ni que fuera virgen.

-En cierta forma...-dijo Marlo divertido.

-Lo que sea, a veces tu lado sabiondo me... ¡ah!-exclamo Harry, viendo a Marlo entre sus piernas.

Tom no pudo evitar sonreír ante su reacción, no tenía lubricante, uno no había pensado en que esto fuera a suceder con nadie y menos con Potter, pero inexplicablemente estaba sucediendo y era más simple que nada. A pesar de hacer mucho tiempo... Era como montar en bici, uno nunca olvidaba ciertos trucos.

Tom, guiado por los sonidos de Harry, se apartó justo a tiempo cuando Harry estalló y aún con la sonrisa en sus labios miró a Harry, haciendo que se le borrara de la cara.

-¡Potter! Abre tus malditos ojos-gruñó Marlo.

Pero Harry había sido noqueado por su orgasmo y ahora Tom estaba... Frustrado se quedaba corto.

-¡Estúpido crío, si pudiese en este momento, te enervaría y te obligaría a estar despierto para todo lo que quería hacerte!

Por Merlín... No creía lo que había estado a punto de hacer y menos aún lo que quería hacerle. Pero a pesar de ser Voldemort, tenía unos principios y el consentimiento era un maldito impedimento que respetaba. Sería tan sumamente fácil matarlo sino necesitara la magia que habitaba en su cuerpo. Y pensar que el ritual exigía un estado perfecto de salud y lo deteriorado que estaba Potter... Necesitaría alimentarlo también, estaba demasiado delgado.

Extrañas coincidenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora