14. Avances

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Fue difícil superar la incredulidad de lo que había hecho. Se había declarado y por una vez no había malentendido la situación: era recíproco. Por un momento pensó que le diría que estaba casado con alguien pero no fue así. 

Una parte de él no podía evitar pensar lo extraño que era todo. Al fin y al cabo estaba saliendo con el hombre que se parecía al asesino de sus padres, el mismo que él había matado. Pero por otra parte se habían conocido de una forma tan mundana... Todo había pasado por encontrarse en un bar. Habían sido extrañas coincidencias lo que los habían unido a partir de ahí. Esa misma noche que se confesó deseó que llegara rápidamente el día siguiente. Lo mismo se repitió los siguientes. Se sentía renovada y enérgico como nunca antes. 

Marlo había llegado en su peor momento pero aún así se había quedado a su lado aguantando sus tonterías como habían hecho Luna y Neville. Era el único que había conseguido sacarlo de ese pozo. No sabía porque, fue como si supiese lo que necesitaba, como si se conociesen de toda la vida. Había ayudado a darle sentido a su nueva vida. 

No era el mismo Harry que antes y probablemente nunca lo fuese pero eso estaba bien. Marlo sin saberlo le había ayudado a entender eso, no lo había presionado como Hermione, Ron o Ginny. Quizá hubiese sido porque no lo conocía de antes. No había pretensiones. No tenía que actuar de ninguna forma para complacerlo, ni fingir que estaba bien. Merlín sabía que no había fingido nada, y que probablemente había sido un mayor dolor de cabeza para Marlo de lo que era aceptable. 

Harry sonrió. Sí, lo había sido.

Harry acudió a Madame Malkin por unas túnicas nuevas y algo de ropa. Era la primera vez desde que acabó la guerra que renovaba el armario, desde luego no contaba el traje que había encargado para visitar a los Malfoy y dudaba de que se lo pusiera de nuevo. Además,  si tenía pensado visitar Hogwarts en algún momento debía verse presentable. Esas dos cosas por si solas significaban mucho, era la primera vez que consideraba seriamente ir. Estaba seguro de que podía contar con Marlo para que lo acompañase, ya había ido a casa de los Malfoy y peor que eso no había nada. Aunque no podía evitar preguntarse si estaría presionando el asunto, Marlo era brillante sin magia pero... Quizá, se sentiría resentido si lo  llevaba. El señor Filch era una prueba de ello.  Aunque Marlo nunca había mostrado nada cuando la habían usado sus amigos o él delante suya así que suponía que no habría ningún problema.

-¿Qué color? -preguntó Malkin sacándolo de su ensoñación.

-¿Eh?

-El color de la túnica. Ya te tomé las medidas y con esta tela hay una gama de 64 colores.

-Oh.. una gris.

-¿Qué gris? 7 de las tonalidades son grises -dijo apareciendo un muestrario de telas.

-Oh.. ese gris oscuro mismo.

-Gris perla, bien y... ¿Alguna camisa?

-Si.

-Te recomiendo este verde.

-¿Verde?-respondió por costumbre, aunque luego de pensarlo añadió-: supongo que está bien. Pon esa y una blanca.

-Bien -dijo con una sonrisa.

¿Por qué pensaba en todo tanto? Ni siquiera había prestado atención a Malkin. Y eso que había dicho que pensaría menos en las cosas. Harry suspiró, si tan solo fuera tan fácil hacerlo como decirlo...

Harry hizo pequeñas las bolsas y se las guardó en el bolsillo de la túnica. Al final Madam Malkin había conseguido que se llevara unos pantalones de pinzas que dudaba que se pusiera algún día. Al menos esta vez había ido gustoso a comprarse la ropa.

Extrañas coincidenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora