Capítulo 16: Infeliz

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La luna era testigo de esa noche, colándose por la ventana para iluminar el encuentro de dos amantes, para ser cómplice de un pecado.

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💋 AVISO: Contenido adulto.

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Esta sería una noche larga, había tanto que entender… Pero, primero lo primero, aprovechar el momento, el tiempo perdido.

—¿Eh? — se congeló, su mente estaba procesando la situación mientras sentía el peso del enorme cuerpo masculino sobre ella. —Eres pesado —  le recordó al sentir que no podía respirar con normalidad.

Pero Sasuke no se apartó, inhaló el aroma de la chica mientras la mantenía en su posesivo agarre.

Sus orbes se expandieron al sentir el palpitar del duro y grande pene dentro de ella, Sasuke no lo había sacado y volvía a estar como una roca. Eso no debería sorprenderle, sabía lo vigoroso que era ese semental.

—¿De qué estás hablando? Te ordeno que te apartes.

Uchiha obedeció elevando su torso para mirarla una vez más, estando entre sus piernas aún. Su expresión era dura como su verdura.

—Sakura… — los ojos ónix destellaron en la oscuridad de la habitación.

Su corazón que ya había encontrado calma, volvió a acelerarse. La escasa luz que entraba por la enorme ventana le daban una visión de esos pectorales que le robaron el aliento, de esa expresión en su cincelado rostro que le provocaba taquicardia, y esa voz diciendo su nombre le hacía humedecer su entre pierna.

Dio un pequeño respingo cuando sintió las enormes manos de Sasuke atraparle las piernas para abrirlas más ante él.

—¿Qu-qué cree-crees que haces? —, había algo diferente, Uchiha ya no parecía más un sumiso, podría denotar una pizca de molestia en su semblante.

No dijo nada, a cambio, –y sin previo aviso – sacó un poco su miembro para volver a embestirla.

—¡Gyyaaa! — la había tomado de sorpresa, y se sentía jodidamente bien que sus gemidos comenzaron a escapar de su boca.

Sus miradas conectaron una vez más mientras ella intentaba callar sus propios gritos de placer con ambas manos. No era capaz de detenerlo, mucho menos de tomar el control de la situación, en ese momento su mente estaba en blanco casi como sus ojos que parecían mirar dentro de su cerebro.

La comisura de sus labios se elevó —veo que disfrutas más cuando eres tú la sometida — aceleró las embestidas —vamos, déjame escuchar tus gemidos — dijo con su voz gruesa como su polla.

Ella seguía cubriendo los ruidos obscenos que salían de su boca tras cada estocada, entonces el moreno frunció el cejo, soltó las piernas de la pelirrosa y llevó ambas manos hacia los bultos de sus senos para comenzar a amasarlos al ritmo de sus caderas.

Sakura mordió sus propios labios, quería apartarlo, pero sus manos no estaban dispuestas a abandonar su boca.

—¿No quieres complacerme? — sonrió con desdén —no has cambiado nada — susurró.

Esclavo del amor [Secuela]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora