Esclavo del amor [Secuela]

Capítulo 10: Nuestra Cita

—Trata de no ser castigado para el próximo sábado —. Dijo mientras se giraba para darle la espalda e irse.

La comisura de sus labios se elevó un poco. De haber sabido que ella aceptaría una cita así de fácil, no hubiera hecho que lo castigaran y tampoco haber estado de mal humor por que Shikamaru arruinó sus planes.

Me temo que Sasuke está olvidando muchas cosas importantes por la curiosidad de descubrir qué son esos sentimientos desconocidos que logran confundirlo, sea lo que sea, va a averiguarlo el próximo sábado.

Sakura se alejó un poco aturdida por su rápida respuesta, haber usado a Shikamaru para que no pasara nada entre ellos dentro del cuartel había sido buena idea, pero no meditó nada sobre aceptar salir con él en una cita.

¿Qué puede salir mal?

Todo.

Ellos no podían estar a solas unos minutos porque ya estaban peleando y comiéndose al mismo tiempo, algo que ninguno podía controlar.
Su cuerpo no hacía caso a su mente cuando ésta le gritaba “¡Para, detente! ¡Es el enemigo!”

Pero analizando con cuidado, no estaría mal ser la amante de Sasuke Uchiha, ella no tenía nada que perder, era una herramienta del poder militar en su país, su alma ya estaba vendida al diablo...

En cambio él, se vería envuelto en el escándalo y podría hasta perder su fortuna y arruinar su matrimonio... “Su feliz matrimonio.”

Detuvo su marcha y apretó los puños, en esos tres años ¿cuántas veces él besó a su esposa?, ¿cuántas veces la tocó y le hizo el amor? Su corazón comenzó a doler, era inevitable que no sintiera celos.

Sasuke la había olvidado a ella, pero ella jamás olvidó, desearía que aquel auto la hubiera atropellado.

Ya no sabía si su amor o odio crecían, pero ¿podía conseguir su venganza mientras hacía caso a su cuerpo? Ignoremos al corazón, esa parte de ella era la indecisa que la confundía. ¿Podía ser ambiciosa? Ya lo había sido en el pasado, cuando deseeó ser la esposa del Uchiha. 

[...]

Los días pasan rápido para Sakura, pero para Sasuke parecen eternos.

Se estuvo conteniendo de cometer errores y salvando a Naruto de cometer otros, no quería que su amigo arruinara su cita y que la tte., tuviera que pasar el fin de semana entrenando al rubio.

Había tensión entre ellos durante los entrenamientos, se esforzaban por ser indiferentes el uno al otro pero era tan obvia su complicidad que hasta alguien tan distraído como Naruto podía persivirlo.

—Oye, Sasuke, ¿no tienes nada qué decirme? — lo codeó mientras tomaban su almuerzo en el comedor.

—¿De qué? — encajó el tenedor en el tomate cherry de su comida.

—No finjas, hay algo entre tú y la tte. — lo miró fijo al rostro, esperando una reacción que le diera una respuesta.

Pero nada, inexpresivo como siempre.

—Huele a ratas de alcantarilla — el estruendo de la charola se escuchó en la mesa y ambos chicos elevaron su atención hacia el Inuzuka.

—Mira quién habla, ¿te bañaste hoy, perro de la calle? Tengo sobras en mi plato por si las quieres — normalmente lo hubiese ignorado, pero estaba de malas.

Sus miradas electrizantes chocaron y Kiba lanzó un gruñido. Sasuke jamás había sido de su agrado, le parecía un presumido.

—¡Hey, Naruto! — se sentó al frente —al fin coincidimos en el comedor.