Capítulo 41.

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Tres meses después.

Louis sonreía mientras iba escuchando música en su automóvil, movía su cabeza al ritmo de la canción y tamborileaba con sus dedos el volante.

Era sábado y estaba yendo a buscar a Harry a la panadería en la cual trabajaba, eran cerca de las 18:30 pm y su turno terminaba a las 19:00 pm.

El ojiazul hace una mueca ante el roce del plástico en su piel, lame sus labios y se pone alerta cuando nota que ya estaba cerca de su destino.

Reduce la velocidad y aparca el vehículo.

Toma su celular y le manda un mensaje a su novio, le avisa que estaba llegando.

Toma las llaves de su auto y se baja, limpia el sudor de sus manos en su chaqueta de mezclilla y camina hacia la entrada del lugar.

Empuja la puerta de vidrio y la pequeña campanita suena, rápidamente ve a Harry el cual estaba entregando una bolsa de papel a una clienta de edad avanzada, tenía una adorable sonrisa en sus labios y usaba un delantal de género de color burdeo.

La mirada de este choca con la de Louis y su sonrisa se amplía, el ojiverde lleva un dulce a su boca y mira la hora en el reloj de la pared del lugar.

Mira a su jefa y esta ríe para luego asentirle, Harry se acerca a ella y la rodea con sus brazos, deja un beso en su frente.

El ojiverde desabrocha su delantal y lo cuelga en la pechera que estaba detrás de él, toma su mochila y avanza hasta a Louis.

El ojiazul lo recibe con un cálido abrazo y un casto beso en los labios, Harry entrelaza sus dedos con los del castaño y jala de el hacía la salida.

Estaba tan cansado que lo único que quería era dormir un poco y no había nada mejor que dormir entre los brazos de su novio.

Harry abre la puerta del copiloto y se sube, deja su mochila en el suelo y cierra la puerta, sus piernas le dolían.

Louis se sube en el asiento del piloto y suelta un suspiro, seguía nervioso.

—¿Sucede algo? Estás pálido— comenta con suavidad y se inclina hacia su mochila, de esta saca un brownie de chocolate— ten amor, quizás te haga bien.

El ojiazul lo mira con ternura y decide que no tenía nada que temer.

Sube la manga de su chaqueta de mezclilla y le muestra a Harry lo que se había hecho durante esa tarde.

En su antebrazo estaba tatuado en una preciosa letra cursiva Rise Up.

El ojiverde le da una mirada sorprendida y se inclina para ver de cerca el tatuaje recién hecho.

El plástico protector aún estaba sobre la piel de Louis y estaba un poco hinchado.

—Pensé que lo habías olvidado— susurra y luego levanta su mirada hacía a Louis— está precioso.

—Nunca lo olvidé, siempre lo tuve presente— murmura y ríe con suavidad— me alegra que te guste.

Harry se queda en silencio y Louis frunce su ceño, ¿había hecho algo más?

—Ya que estamos con este tema, debo mostrarte algo— murmura con suavidad y quita su poleron de su cuerpo, lenvanta el costado de su camiseta y Louis suelta un suspiro.

También estaba tatuado, pero a diferencia de la palabra Rise Up, era una pequeña planta que parecía surgir de la tierra y arriba de esta había una luna.

—Harry.

—La planta soy yo y la luna eres tú, cada vez que miro la luna me acuerdo de ti— el ojiazul muerde su labio inferior y siente unas tremendas ganas de llorar.

Era injusto.

Él quería hacer llorar a Harry con su tatuaje, pero este lo iba hacer llorar a el.

—Me encanta, lo juro— murmura sin apartar la vista de la piel expuesta, parecía que llevaba días en la piel de Harry, ya estaba cicatrizando— ¿cuándo me lo ibas a decir?

—Hoy, ya que durante la semana no tuvimos tiempo— el ojiverde acomoda su camiseta y se voltea hacía a Louis, se inclina y deja un casto beso sobre sus labios.

Luego deja otro, luego otro y otro, dejó muchísimos besos sobre los cálidos labios de su novio.

—¿Iremos a ver una película?— el ojiverde asiente y Louis esta vez se inclina a besarlo.

Lo había extrañado tanto durante la semana y quizás no pasarían por todo eso si Harry hubiera aceptado mudarse con él.

No lo malentiendan, el ojiverde moría de ganas por mudarse al departamento del ojiazul, pero primero quería titularse y tener un trabajo estable para aportar en algo.

Louis le había insistido que no era necesario, pero Harry era terco así que no había manera de hacerlo cambiar de opinión.

Lo bueno, es que cada fin de semana ambos lo pasaban juntos.

La mochila del ojiverde estaba repleta de ropa y útiles de aseo, en caso de que tuviera que estudiar o realizar algún trabajo llevaba sus cuadernos con él.

Louis estaba feliz con lo que tenían, sabían organizarse a pesar de que a veces sus Universidades los consumían por completo.

—¿Qué veremos?— Louis ríe y enciende su vehículo, hace una mueca pensativa, no tenía idea.

—Lo que nos llame la atención en Netflix.

—Pero bebé, supuestamente tenías que elegir una.

Un pequeño puchero se forma en los labios de Louis, lo sabía, pero el tiempo no le había alcanzado, había sido una semana tan pesada que no tuvo ni tiempo de encender su televisión para buscar algo entretenido.

—Lo lamento, la Universidad... — murmura con suavidad y Harry toma su mano libre.

—No, no te disculpes, buscaremos algo juntos ¿está bien?— el ojiverde lleva la mano del ojiazul a sus labios y deja un casto beso sobre esta.

—Gracias.

Louis amaba lo comprensivo que era Harry, no ponía peso sobre sus hombros, al contrario, se lo quitaba.

Ambos chicos ya estaban acomodados cuando cae la noche, estaban cubiertos con las gruesas mantas de Louis, comían palomitas mientras veían una película de comedia.

Reían cuando sucedía algo gracioso y todo el estrés de la semana desaparece.

Sólo necesitaban estar entre los brazos del otro para olvidar todo lo malo que les había ocurrido, cuando ambos estaban juntos se refugiaban en su burbuja de amor.

Eran jodidamente imparables.

Louis se dedica a mirar las facciones del ojiverde y sonríe al verlo tan feliz.

Estaba tan enamorado.

Correción.

Ambos están tan enamorados que la historia que habían comenzado a escribir juntos parecía no tener fin.

Rise Up |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora