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El ambiente caliente, sus respiraciones pesadas, con el sonido de sus pieles chocando y los gimoteos que salían de sus bocas por tan placentera acción

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El ambiente caliente, sus respiraciones pesadas, con el sonido de sus pieles chocando y los gimoteos que salían de sus bocas por tan placentera acción. Estaban llegando a su clímax del placer, siendo uno nuevamente y aunque disfruten demasiado hacerlo, en ese momento, uno de los dos estaba muy tenso por una noticia que recibió.

Llevó su rostro al cuello del contrario, dando mordiscos suaves en su piel y lamiéndolos, se complacía con los jadeos de su pareja. También fue a aquella marca que adornaba el cuello del azabache, la dichosa marca de vinculación. No pudo evitar clavar nuevamente sus dientes, sintió su espalda arder por, seguramente, las uñas de su omega al llegar a su orgasmo y así el también por como sus paredes se apretaron alrededor de su miembro, ambos soltando un gemido.

— Eres un tonto —escuchó el susurro del contrario, sonrió para empezar a lamer aquella marca— ¿Ocurrió algo?

Se detuvo, para conectar su mirada esmeralda con la amatista, que tenía aquel brillo tan especial. Negó, pero el azabache lo tomó de las mejillas, para así analizar si estaba mintiéndole, teniendo el ceño fruncido porque ya se había dado cuenta que a su pareja le sucedía algo.

— ¿Por qué haces esa pregunta?

— Solo cuando estás estresado vuelves a marcarme, ¿qué sucede? —el castaño solo se acercó a su rostro, rozando sus narices y dejar un casto beso sobre sus labios.

— Nada cariño, solo me dió por querer remarcarte, ¿acaso no te gusta la sensación? Porque a mí sí, vuelvo a sentirte como la primera vez que te marqué, especial —dejó sus frentes unidas, sacándole una leve sonrisa al de abajo.

— No es por eso, pero vale, estoy cansado como para empezar a discutir sobre algo —soltaron una leve risa, se dejó caer a un lado de la cama, para atraer a su pareja a su cuerpo y quedarse abrazados— sabes que puedes decirme cualquier cosa Rub, soy tu pareja, no debes guardarte todo para tí solo —empezó a acariciar su espalda y dejó su barbilla sobre sus hebras azabaches.

— Lo sé príncipe —sentía la tranquila respiración de su novio en su pecho, sabía que ya se estaba quedando dormido ya que su aroma a peonias era leve, suspiró— solo que esto aún no quiero decírtelo...

Ambos a sus ya diecinueve años decidieron irse a vivir juntos, a los ojos de todos eran una gran pareja, divertida, comprensiva y llena de amor. Claro que lo eran, pero eso no evita que hayan secretos entre ellos, secretos que pueden ser buenos o como otros que...

Puedan terminar con su hermosa relación.

— ¿Y qué salió? —preguntó la beta al verlo salir del baño, el azabache sostenía una prueba de embarazo, con la mirada perdida— ¿Vege? ¿Acaso...? —el asintió lentamente, mostrándole aquella prueba y con dos líneas rojas verticales, llevó sus manos a su boca.

Together ᴀɢᴀɪɴ ➜ℝ𝕦𝕓𝕖𝕘𝕖𝕥𝕥𝕒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora