Elloѕ ғυeroɴ pαrejα eɴ lα ѕecυɴdαrια y pαrтe de lα υɴιverѕιdαd, pero por υɴoѕ мαl eɴтeɴdιdoѕ тerмιɴαroɴ. Lυeɢo de αɴ̃oѕ y eɴ υɴα reυɴιóɴ de eх αlυмɴoѕ, αмвoѕ vυelveɴ α reeɴcoɴтrαrѕe, pero pαrα αqυel αlғα, ѕυ ѕorpreѕα vιeɴe cυαɴdo α αqυel oмeɢα lo e...
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— Si Aro, ya está todo bien —respondió, mientras dejaba su celular sobre la mesita de noche en altavoz y dejaba un beso en la frente de su pequeña, para que se fuera levantando.
— Es que Vege, sabes que puedes ser sincero conmigo, si no quieres ir sabes que no hay ningún problema y si quieres puedo ir a acompañarte con Alex. Sabes que él adora a Ruth —escuchó la rápida y nerviosa voz de su amiga, solo rodó los ojos, para ver como la pequeña castaña se removía entre las sábanas moradas y él volvía a tomar su celular.
— Todo está bien, a veces me pregunto si enserio eres una beta, tu instinto protector parece la de una alfa —la muchacha solo soltó una risa.
— Jo... Realmente no me imagino como alfa, pero es instinto protector de mejor amiga y como buena tía de mi sobrina favorita.
— Yo también te quiero tía Aroyit —una voz adormilada y suave escuchó la beta, lo que hizo que agrandará su sonrisa y su compañero de apartamento la mirara con una ceja alzada.
— Yo te quiero mucho más peque, demasiado, tu tío Alex te lleva un presente cuando vayamos a vuestra casa.
— Era sorpresa, Aro —escucharon la voz de aquel alfa, para que ambos como la beta, soltaran unas risas por el tono enojado del chico.
— ¡Iré preparando yo también mi regalo para el tío Lely! Es de color azul el papel de regalo —dijo emocionada la pequeña de orbes verdes, mientras sostenía el teléfono de su padre y este simplemente sonreía con ternura al ver el brillo en sus ojitos, con aquella sonrisa que lo hacía sentirse completamente tranquilo con que su cachorra siga siendo así de feliz.
Su lobo estaba feliz por ello, rodando en el suelo por ver a su pequeña tan contenta.
— Bueno nena, pásame con tu padre, necesito decirle algo —la niña obedeció, dándole el celular al omega y este quitó el altavoz, mientras miraba como la pequeña castaña tomaba el peluche de unicornio que trajo consigo a su habitación.
— ¿Qué sucede?.
— Samuel, ¿prometes que no te pondrás mal si te lo digo? —eso solo lo sorprendió, pero luego miró a otro lugar de la habitación.
— No me asustes, Aroyit —la rubia solo suspiró.
— Al parecer, luego de estos ocho años, él volvió a contactarse con algunos de los chicos —silencio, era para que la beta siguiera hablando, pero su lobo empezó a saltar feliz por escuchar aquello y él... Él empezó a sentir un nudo en su garganta— Alexby me dijo que en la reunión de ex alumnos... Él podría venir, tal vez si regrese a España.
