Capítulo 10

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Daniela Waller

— No puedo creer lo que estoy a punto de hacer — Giro a verlo — Odio los parques de diversión.

En realidad, odiar, es poco.

— Va a ser divertido — Asegura con una sonrisa en el rostro — Ya lo verás — Pone una mano en mi pierna para luego yo poner la mía sobre la suya — Confía en mí — Conecta nuestras miradas.

— Bueno — Guro mi cabeza a la ventana y ver el paisaje.

Sigo sin creer que me dejé convencer para ir a un parque de diversiones.

Cuando dijo que salgamos para distraernos de todo el problema con sus padres, no imaginé que sería a este lugar, un parque de diversiones, es que los odio, hay mucha gente en ellos, gritos de todo tipo, son horribles, pero ya es tarde para volver, ya estamos aquí.

— Vamos — Sale del auto y yo lo mismo — ¿Qué quieres hacer primero? — Sujeta mi mano.

— Irme.

— Dani, no juzgues las cosas por su apariencia, pueden ser una basura por fuera, pero por dentro un tesoro — Me guiñ un ojo.

— Que inteligente, Jake Miller — Me burlo — Bueno... ¿Te parece si vamos a la rueda de la fortuna, lejos del ruido y las personas? .

— Claro.

Luego, vamos a comprar los boletos para subir.

— La vista desde aquí es hermosa — Miro el horizonte desde los asientos de la rueda.

Estamos el lo más alto, así que se ve todo.

— Sí. ¿Es tu primera vez en una rueda de la fortuna o en un parque de diversiones? — Pregunta, conectando nuestras miradas.

— No. Cuándo era pequeña, fui a uno con mi... mi madre.

Ese día fue hermoso, aún lo recuerdo.

Tenía seis cuando fuimos, era enorme y temía perderme, pero ella, en todo momento me agarró de la mano y repitió lo mismo cada que algo me asustaba.

"Aquí estoy, mi princesa"

Eran palabras comunes, pero con un significado único, hasta que se rompieron con su partida.

Se fue un año después de eso y nunca volvió, se fue dejando preguntas, dolor, heridas  y dio inicio a todos mis problemas, a mi oscuridad, arruinó la relación que tenía con mi padre, arruinó mi vida.

¿Por qué te fuiste?

¿Dónde estuviste cuando más te necesite?

¿No me amabas?

¿Fue por mi culpa?

Las mismas preguntas me hice por años, pero nunca hubo respuesta, solo desapareció.

Con el tiempo, para calmar el dolor que dejó, busqué una salida: las drogas.

Ellas hicieron que me olvidara de todo, de ella, pero de manera temporal, haciendo que cada vez necesitará más, volviéndome una adicta hasta que llegó Laura a mi vida.

Otras personas tuvieron que arreglar lo que rompió, a secar las lágrimas que ocasionó, a estar aquí cuando se fue, siempre otras, pero nunca ella, nunca mi madre, el ser que me dio la vida y se supone que debería estar ahí sin importar nada.

 Te fuiste, me dejaste, nunca volviste y lo acepté.

— Oye, mírame — Limpia con sus manos las lágrimas que derramé recordando, recordándola — Nada de lo que diga, hará que te sientas mejor, nada de lo que diga, la traerá de vuelta, pero estoy contigo Dani. Llora, grita, ríe no importa, pero saca lo que tienes guardado, eso te ayudará, y recuerda que yo siempre estaré aquí para acompañarte, no te dejaré, nunca lo haré — Asegura para luego besar mis labios.

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