Necesidad, gloriosa necesidad

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Las manos recorrían con necesidad el cuerpo ajeno, ambos perdidos en la boca del otro. Sus lenguas jugaban una batalla donde cada uno quería imponerse, claro que Yoongi ganó la partida cuando sus dientes apresaron con lascivia el labio inferior del otro.
Jimin lanzó un jadeo ahogado y se dejó hacer mientras el otro lo llevaba sin pausa hasta una de las paredes cercanas a las escaleras que daban a la habitación del rubio.
-Desde la última vez que estuve aquí soñé con empotrarte contra esta pared- jadeo Yoongi entre los labios del chico.

Jimin lanzó una risita ladina y enredó sus piernas en la cintura del otro haciendo que sus cuerpos quedaran pegados
-¿Eso significa que te has masturbado pensando en mi?- preguntó con lujuria.

-Más de una vez- exclamó totalmente excitado.

Jimin apresó los labios sin reparo alguno, él también había pensado en Yoongi y en todas las formas en que le gustaría tener al otro sobre él.

La ropa comenzó a descender del cuerpo de ambos, Yoongi no pudo dejar de suspirar al ver el magnífico espectáculo que era Jimin sin nada puesto, y aunque ya había visto algo el día que habían desayunado juntos, verlo así, sonrojado, excitado y tan expuesto lo hacía volverse aún más necesitado.
Necesitado, esa era la palabra justa para describir como se sentía al tener al rubio entre sus brazos, pero una necesidad que iba más allá del sexo y del simple echo de poseerlo, tenía que ver con la necesidad de estar con él todo el tiempo que fuera posible, incluso haciendo cuentas y balances, todo tenía otro sabor si era al lado del chico sexy que ahora jadeaba entre sus brazos por los besos húmedos que dejaba en toda su piel.
De pronto se sintió algo abrumado al pensar que esa no podía ser la única vez que disfrutara a Jimin, sentía que podía tenerlo eternamente y eso lo asustó un poco, jamás en todos sus años donde había dormido con distintas personas había sentido ese hormigueo y esa necesidad tan latente. Pero dejó de pensar en ello y se dedicó a disfrutar al máximo aquel sublime momento.

Los ojos de Jimin estaban envueltos en fuego, haciendo que el celeste se intensificara y se transformara en un azul oscuro y sentía la satisfacción de que eso lo estaba provocando él en ese hermoso hombre que lo besaba sin pausa y con el deseo recorriendo todo su ser.
Sus dedos comenzaron a acariciar la entrada del otro, haciendo círculos, llevándolo a jadear más intensamente, poco a poco fue entrando uno de ellos para estirarlo y luego al fin dar paso a su miembro quien parecía furioso y necesitado. El segundo dedo entró y Jimin lanzó un gemido intenso dejándose llevar por la excitación, cuando el tercer dedo siguió a los otros dos, Jimin ya no ocultaba su deseo de ser penetrado de una vez por todas por el otro.
Su pene comenzó a abrirse paso en el interior del rubio, haciendo que el sonido de los labios de este fuesen aún más excitantes y necesitados, una vez entró por completo esperó a que el otro diera la señal para comenzar a moverse, mientras tanto los labios y las manos no cesaban su camino en el cuerpo de cada uno. Jimin se movió regalándole un gemido agudo y hambriento y entonces Yoongi entendió que era tiempo de incrementar el ritmo.
Las pieles llenas de sudor chocando una con la otra, los labios adoloridos y enrojecidos, las manos ardientes por el contacto, las estocadas lujuriosas y cargadas de deseo y devoción le daban el marco perfecto a la noche más perfecta que Yoongi había soñado. Jimin era suyo, su cuerpo se amoldaba perfectamente a él y entonces sintió que no podía ni quería detenerse. La espalda de Jimin chocaba contra la pared mientras el ritmo de las embestidas se hacía cada vez más profundo, habían alcanzado el punto máximo del placer y ambos explotaron jadeantes, sudorosos y embelesados. Ya no había vuelta atrás, había sido demasiado perfecto para ambos.

El camino hasta la habitación era lento, lleno de caricias y besos hambrientos, ninguno podía quedarse quieto, el momento lo ameritaba.
Caminaron hasta la cama sin despegarse uno del otro. Sus lenguas fluían en comunión, ya nada importaba más que ese lugar y ese ahora.
Yoongi lo recostó lentamente, mientras besaba cada centímetro de piel expuesta, sus bocas se volvieron a encontrar y el beso era aún más provocativo, más necesitado.
Poco a poco volvió a entrar en el otro, sintiendo como sus paredes apresaban sin premura su miembro ansioso. Los movimientos erráticos colmados de deseo daban paso al sonido de sus cuerpos chocando y era la melodía exacta para la noche perfecta.
Las embestidas se volvieron intensas, como si ninguno quisiera detenerse, y no lo harían, claro que no, esa noche estaba hecha para amarse, para entregarse uno al otro sin pensar en el después.
Jimin no pensaba en nada más que sentir las penetraciones dentro de su cuerpo. Yoongi no pensaba nada más que enterrarse dentro del perfecto hombre que tenía frente a él.
Después de un largo rato, Jimin cambió la posición, acomodándose sobre su amante, tomando su erecto pene y empalandose con este hasta sentir como lo llenaba perfectamente. Comenzó a moverse en círculos haciendo que los sonidos guturales de Yoongi invadieran el lugar, al tiempo sin poder aguantar mucho más los saltos sobre el otro se intensificaron haciendo que ambos jadearan extasiados por tanto placer, el orgasmo de Jimin explotó sobre el cuerpo del otro, y Yoongi no tardó en llenarlo nuevamente haciendo que ambos cayeran rendidos pero sin detenerse.

Un verano para recordar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora