Capítulo 26

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Anna

El aeropuerto de Dublín tenía menos gente de la esperada, aunque es bastante comprensible dado a que son las siete de la mañana de un lunes.

Las conferencias terminaron de la mejor manera, y me lleve una buena sorpresa cuando el encargado de cerrarlas fue Maximous, el cual, por supuesto tuvo uno de los públicos más numerosos, ya que todos encontrábamos cierta fascinación por escucharlo.

El susodicho también nos invitó a cenar a todos los de la empresa, y aunque creí que podría llegar a ser incomodo o demasiado formal, todos se veían relajados y divertidos, y las conversaciones jamás cesaron en la mesa.

Con Taylor hicimos una caminata nocturna por las desoladas calles irlandesas, y tomamos algunas fotos antes de volver al hotel y armar nuestro equipaje, ya que hoy nos despertamos y desayunamos sumamente temprano para llegar aun en la mañana a Londres, aunque los asistentes de Maximous ya nos habían informado que luego de aterrizar tendríamos el día libre para recuperarnos del viaje.

Estoy escribiendo en mi agenda algunas cosas que no quiero olvidar, cuando una masculina voz me interrumpe.

-Señorita Leduc. – alzo la cabeza y me encuentro con el guardaespaldas de Maximous, me resulta bastante peculiar así que cierro la agenda y concentro toda mi atención en él - ¿tiene un segundo?

-Sí, claro. – bajo los pies del asiento y me coloco de costado, palmeando el lugar vacío, y Emir toma asiento a mi lado – dime que sucede.

-No he tenido oportunidad para presentarme, o si quiera para disculparme por el incidente el día de la manifestación. – lo observo y parece tenso – me tomo mi trabajo enserio, y a veces demasiado. La puse en peligro dos veces en un mismo día, y usted se llevó la peor parte, así que me gustaría disculparme por ello ahora que la encuentro sola.

Sonrío porque de verdad me gustan sus intenciones.

-No tienes nada de qué preocuparte, sé que no fue tu intención. Además, tu trabajo es cuidar el trasero de aquel hombre, por más malhumorado que sea, no el mío. – aquello parece relajarlo, porque sus hombros caen – de todas formas, el día de la manifestación fue lo más interesante que me ha pasado en mucho tiempo. – bromeo.

-Así que... ¿todo bien entre nosotros?

-Por supuesto que sí. Pero debes olvidarte de las formalidades y decirme Anna. – lo apunto con el bolígrafo en mi mano.

Emir sonríe, y, de hecho, tiene una muy bonita sonrisa.

-Me agrada la idea. – voltea el rostro y se a quién observa, porque hace minutos que siento su mirada – debo ir a ver si han terminado el control de seguridad del avión para despegar, pero nos veremos luego.

-De seguro.

El corpulento hombre se levanta del lugar y camina hasta Maximous, y a los pocos segundos vuelvo la vista a mi agenda cuando siento que ya estoy invadiendo su privacidad.

Tiempo después, ya estamos subiendo al avión privado, y en lo que se siente como un parpadeo, estamos descendiendo en suelo londinense.

-Tocaré mi cama y me desmayaré, estoy seguro. – la dramatización de Taylor me hace sonreír.

-Lo mismo por aquí. – añade Sarah.

Lo primero que hago al salir es mirar el cielo, el cual parece a punto de comenzar una torrencial lluvia. Espero a un costado por mi maleta, y Marcus se une a mi lado.

-¿Irás a tu casa ahora?

Asiento.

-He dejado un gran desorden antes de irme. – murmuro pensando en mi compañero de piso.

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