Anna
Pase un par de horas en la cocina con Briggitte, poniéndonos al día de todos los temas de conversación que podíamos haber hablado, mientras yo nos interrumpía ocasionalmente para subir las escaleras, chequear que Maximous siguiera dormido y volver a mojar el paño, antes de bajar y continuar la conversación.
Son las dos de la mañana, y hace al menos un par de horas que estoy en la habitación de Maximous recostada en el sofá enfrentado a su cama. En un comienzo no quería quedarme dormida, pero el sueño termino venciéndome, aunque la preocupación me despierta cada pocos minutos.
Salto fuera del sofá cuando escucho murmullos, y aunque en el mismo instante que lo hago tengo un leve mareo, camino a su lado de la cama. Coloco el termómetro a pocos centímetros de su piel, y cuando la pantalla ilumina los 39,7° tomo nuevamente el paño para sumergirlo en agua helada.
-¿Crees que Raina sintió algo así?
Es un murmullo, mas como un balbuceo, pero es suficiente para dejarme helada con el paño húmedo en mis manos.
-No lo sé. – admito.
-¿Y sabes que sucede cuando te excedes con la coca?
Tomo asiento a su lado, intenta recapitular lo que me está diciendo.
-Max, no creo que debas hablarme de esto, estas volando de fiebre, tienes confusión mental, y...
-No lo he experimentado, pero Cortland sí. – me ignora – recuerdo que estábamos en una playa, y el gritaba desesperado que se quemaba, pero era de noche, y solo tenia puesto un traje de baño y una camiseta sin mangas. Yo estaba completamente drogado, y no entendía que le sucedía, parecía loco, desquiciado, rompiendo su ropa mientras corría en dirección al mar, porque ya no podía respirar.
Ni si quiera respiro, estoy completamente estática.
-Algo en ese momento me hizo reaccionar, no se que fue, pero salí corriendo detrás de él. Dejé que se mojará, pero luego lo arrastré fuera del agua. – hace una pausa mientras relame sus labios – Cortland no estaba desquiciado, algunos síntomas de sobredosis de cocaína son la dificultad para respirar, aumento de la presión arterial o la temperatura corporal, alucinaciones, ansiedad o agitación extremas.
-¿Crees que eso le sucedió a tu hermana?
Se remueve en el lugar.
-Estuve ahí para sacarlo del agua, pero no pude hacer lo mismo con Raina. – susurra – no murió de una sobredosis, los forenses dijeron que su cuerpo presentaba un edema y congestión pulmonar, producto de la asfixia que sufrió bajo el agua de su bañera.
Estoy helada. Aunque todos los diarios, revistas y programas de televisión hablen de la muerte de la prometedora Raina Van Hannover Gaburgh, nadie sabe la causa de muerte. La hipótesis que todos dijeron adoptar fue muerte súbita, y Maximous lo esta desmintiendo en un ataque de fiebre.
-No fue tu culpa no haber estado allí. Ni si quiera sabias que estaría con sus amigos, o que consumirían drogas.
Hay un silencio largo en la habitación.
-Lo sé, pero ella debería haber tenido a alguien que la cuidara, o nosotros debíamos darnos cuenta de que no tenía a nadie, y estar para ella. – se lamenta – tendrías que haber visto a Charleen, estaba destrozada, me recriminaba que Raina no estaba allí, que yo no era ella. Joder, ¿sabes cuánto desearía haber estado en su lugar, y que ella esté en el mío?
Siento mi corazón quebrarse en miles de pedacitos. Me levanto de mi improvisado asiento y doy la vuelta, adentrándome a la cama por el otro lado. Me quedo casi sentada, mientras el acuesta su cabeza contra mí, y yo acaricio su cabello húmedo.
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Infinitos
Novela Juvenil#E.I.2 Anna y Max se despidieron. Pero la verdad es, que nunca se dijeron adiós. Uno nunca salió del corazón del otro. No volvieron a verse, pero nunca se olvidaron, porque amores así quedan para siempre. El destino les jugo una mala pasada, y ter...