Anna
Diciembre está aquí.
Y con ello quiero decir, navidad lo está.
Desde muy pequeña me emocionan enormemente las fiestas de diciembre, navidad y año nuevo, y aún hoy en día me fascinan. Aunque esta va a ser mi tercer navidad en Londres, y aún no he tenido mis "blancas navidades" mantengo la ilusión de que el veinticinco, o primero de enero, caiga algo de nieve.
Por supuesto mi buen humor no solo se debe a eso, Thomas me... ha dado un descanso. Si es que hay forma correcta de llamarlo.
Hace días que no se acerca a mí, algo que agradezco desde lo profundo del alma, y si me habla es únicamente para quejarse, o pedir algo, pero nada fuera de lo común. No puedo decir que la casa está tranquila, porque aún se siente como un campo minado que explotará en cuanto lo pise, pero al menos por ahora, es un pequeño respiro.
Además, apenas llego a mi escritorio, otra nota autoadhesiva de color lila esta pegada en la pequeña pared que evita que vea la cara de la persona que trabaja enfrente mío.
"No hagas que follarnos se convierta en algo asintótico, por favor."
Antes si quiera de poder quejarme al no comprender, doy la vuelta a la nota.
"Asíntota: termino matemático, cosa que se desea y se acerca de manera constante, pero que nunca llega a cumplirse."
Y justo por debajo, una pequeña grafica donde hay dos líneas rectas, formando una cruz, que representan a la realidad, y luego una línea curva, representando el deseo, que, aunque vaya de punta a punta en un cuarto de la cruz de líneas rectas, no llega a tocarlas.
Quiero reír, porque solamente Maximous puede saber ligar con inteligencia, y además prever que no conocería el termino, e incluso hacer un pequeño dibujo para que lo entienda.
Lo guarda en el mismo lugar que guarde la nota previa, antes de dejar mi bolso sobre el escritorio. No tengo trabajo hoy, pero Marcus me envió un mensaje, luego de una directiva de Maximous, para que viniera. Al parecer Charleen se ha recuperado un poco del duelo, ya que pasó de no abandonar su departamento en días, a aparecerse en la empresa de su hermano únicamente para hablar con sus empleados.
Me coloco bien el abrigo que llega a mis rodillas, pero dejo la bufanda y el gorro antes de salir de la oficina.
En cuanto llego al cuarto piso, la observo levantarse del sofá con una enorme sonrisa. Sus brazos me rodean y su alegría me es contagiosa.
-Debo admitir que me sentí como si viniera a una cita arreglada. – bromea mientras tomamos asiento en el enorme y mullido sofá, quedando casi enfrentadas.
-¿He cumplido tus expectativas? – bateo las pestañas rápidamente.
-Totalmente, ahora quiero llamar a mi cirujano plástico y hacerme un aumento de busto. – rio, y apenas fijo mi mirada en sus ojos, vuelve a hablar. – No hablaremos de ello. No estoy del todo bien, pero estoy asistiendo tres veces por semana con un compañero de Cortland, y creo que estamos haciendo un progreso.
Asiento, es bueno escucharlo.
-Pero si sabes que ante cualquier cosa siempre me tendrás, ¿verdad? – asiente – bien, entonces cuéntame que estuviste haciendo este último tiempo, ¿has sabido algo nuevo de tu ex?
Una sonrisa picara aparece en su rostro.
-Ya no hay nada de ese patán que me interese, sin embargo, su primo...
-¡No lo hiciste! – chillo entre risas.
-¡Oh si lo hice! – se parte de la risa a mi lado.
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Infinitos
Jugendliteratur#E.I.2 Anna y Max se despidieron. Pero la verdad es, que nunca se dijeron adiós. Uno nunca salió del corazón del otro. No volvieron a verse, pero nunca se olvidaron, porque amores así quedan para siempre. El destino les jugo una mala pasada, y ter...