4. New York y viejos colegas

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New York y viejos colegas.

Luego de tener esa conversación con el chico estrella. La entrevista estaba siendo hecha, todo el público aclamaba a gran Aidan Gallagher. Parecía estar feliz y no gruñón como siempre se muestra con Nicols Rose.

Ella lo veía desde lejos, y también analizaba el lugar. No quería que pasará otra cosa en la semana; ya que aún le dolían un poco los golpes y su cuerpo estaba marcado por todos lados con hematomas.

También supo que Charlotte era la maquillista personal de Aidan y que estaría en toda la gira con ellos. Le pareció bien que otra chica aunque fuera un poco mayor estuviera en la gira con ellos. Una lástima era que no compartían en mismo hotel.

—No entiendo cómo le hace —Nicols Rose se sobresalta por la repentina voz de Lotty.


—Simple. Tiene una asistente —habla con un poco de ironía y sarcasmo, pero la otra ni siquiera lo nota.

—Vaya, no te agrada en verdad —ríe leve.

—No, en realidad, mi opinión no es relevante.

Ella voltea a verla con confusión pero igual se veía divertida. Un gesto que no lograba saber que significaba. No la malentiendan, durante años se le obligó a saber conocer los gestos de las personas para descifrarlas y saber si mientes o si sienten miedo.

Pero siempre estuvo ocupada tratando de ser la mejor que no me importaba mucho los sentimientos de la gente. La entrenaron para salvar vidas, así que era difícil poder ser una más del montón si solo estaba vigilando para ver si hay amenazas o todo esta despejado.

—¿Y lo vez casi siempre?

—No. Mantenemos algo profesional solamente y no se necesita mucha convivencia para que yo pueda hacer mi trabajo —explicó viendo las entradas.

—Vaya, es una lástima. Tener a alguien como él a tu alcance todos los días, uff, dónde firmo —la chica parecía hacer muchas preguntas por lo que Hallie le parecía poco confiable.

—No cuando tu interés está en hacer tu trabajo y no en estar atenta en lo que un chico famoso de diecisiete años hace o no hace —contestó molesta y pudo notar la tensión que se creó en el ambiente.

Rob le hizo una seña para que se acercara. Esta acató la orden de inmediato, no iba a soportar un momento incómodo por no ser como ella y estar atenta a la belleza del chico al que protegía.

—¿Pasa algo, señor?

—Pensaba que puedes tomarte el día hoy —eso saca en desconcierto a la chica.

—Oh no señor. Yo no tengo descansos, mi trabajo es las veinticuatro horas de toda la semana —aclaró.

Su trabajo era lo más importante para ella, aparte que no vida tenía una que no sea su trabajo y entrenar. Pensando en eso una idea se le pasó por la mente y dudó.

Estar en Nueva York le recordaban muchas cosas, pero no sabía si sería una buena idea aceptar la propuesta del padre de Aidan y salir sin hacer un reporte diario.

—Insisto. Pasaste por mucho esta semana.

—Créame, estoy siempre expuesta a estar en este tipo de situaciones. Soy como una roca, muy resistente —es la primera vez que hacía un chiste.

No suele hacerlos porque le parece que así crea lazos con las personas y es lo que menos quiere. La última vez que creó lazos con un cliente le fue muy mal y no volvió a ser la misma. Y esa historia la llevaba siempre presente en su mente.

El Protegido | Aidan Gallagher ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora