Capítulo 8

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Sin dudas era la mañana más fría que había vivido, nunca soporte las bajas temperaturas, en las raras ocasiones en las que el frío se hacia ligeramente más intenso en suna, ya no quería salir de mi cama.
Pesé a que el aire gélido me congelaba las fosas nasales sabía que iría a ver a Gaara después de tanto tiempo y eso me daba la motivación suficiente para encarar el camino. Me abrigue como un oso y salí de la aldea. El aire estaba increíblemente helado, así que para apresurar el paso use el jutsu de transportación. Me concentre lo mas que pude y de una sacudida llegué. Caí al suelo, agotada y con la respiración acelerada. El sol se hacía espacio a través de las nubes densas y con sus débiles rayos me daba calor.

Luego de un día entero marchando observe la entrada a suna. Corrí lo más rápido que pude y llegué a la frontera.

-- nombre y motivo de su visita -- preguntó mi antiguo compañero en la entrada.

-- Ya te has olvidado de mi -- me descubrí la cara para que pudiera verme.

Al reconocerme me abrazo y me contó brevemente los chismes de la aldea. Me había extrañado tanto como yo a él. Era ya tarde y también en suna hacia frío así que me retire para ir a reportarme frente a Gaara. Iba estornudando por el aire y la arena que me entraba en la nariz.

Toque la puerta, muy confiada como si no hubieran pasado más que horas desde la última vez que nos habíamos visto.

-- adelante -- escuche del otro lado.

Empuje la puerta y entre, todo estaba como lo recordaba, solo que el escritorio de Gaara ahora tenía una pila de papeles más grande que antes. Me quite el abrigo y la bufanda que me cubría el rostro. Sonreí al verlo.

-- he vuelto a casa -- estaba colorada. No sabia si eso se debía al frío o ala emoción.

Ay esos ojos maravillosos, cómo los había extrañado, su piel tan delicada como la porcelana. Él me miraba con una sonrisa, se puso de pie y marchó hacia mí, cuando hice lo mismo y lo abrece. Lo apreté contra mi dejándolo casi sin aire, sentía su corazón acelerado en mi cara, y mis mejillas ardían en el contacto con el. Sus manos rodeaban mi espalda.

¿Esto esta ocurriendo de verdad?

-- espere con ansias volver a verte ____-- dijo con suavidad.

Me separe un poco de él y lo mire a los ojos, estaba tan avergonzado como yo. Me hubiese gustado grabar con sumo detalle este momento, cada centímetro de su piel sonrojada, cada suspiro nervioso que daba, cada línea que se reflejaba en sus ojos.

--¿puedes no soltarme nunca? -- solté acurrucandome en su pecho.

-- si prometes no irte de nuevo por tanto tiempo -- respondió con ternura.

Estornude por el frío, cortando la magia del ambiente. Gaara sacó de uno de sus bolsillos un pañuelo, me lo extendió y me miró con la cara carmesí.
Salimos de la oficina y nos dirigimos a su casa, allí me esperaban Temari y Kankuro para darme la bienvenida.
Todos me dieron un fuerte y cálido abrazo. Me hicieron sentir en casa de nuevo, comimos y bebimos algo para apaciguar el frío.

-- ¿Cómo te trataron en Konoha? -- preguntó Temari.

--muy bien de hecho, estuve trabajando como asistente de Kakashi y tuve algunas misiones de rango S -- respondí sin darle mucha importancia.

-- ¿que tal el Uchiha y tú? Cuando vino aquí hace poco hubo pleito -- bromeó Kankuro poniendo un brazo sobre los hombros de Gaara.

-- ¿por qué? ¿Te ha hecho algo? -- finji sorpresa.

-- son ideas de Kankuro -- respondió Gaara molesto.

-- si llega a hacer o decir algo que no te guste. Me aseguraré de que su vida sea breve y miserable -- gruñi mirando fijamente a Gaara. Este sonrió ligeramente, mientras sus hermanos se sorprendían de nuestras miradas cómplices.

-- ¿acaso tu y Sasuke... No... -- dudo Temari.

Estaba sentada junto a Temari frente a Gaara y Kankuro. En el centro había una pequeña mesa, la cual rodee para sentarme junto a Gaara.

-- ni de broma. Yo me reserve para Gaara -- quite el brazo que Kankuro tenía sobre Gaara y puse el mío. Dándole un beso en la mejilla.

-- ¿QUÉ? -- gritaron al unísono los hermanos.

Gaara convertido ahora en una rosa color escarlata, se había quedado congelado frente a mi osadía, sin embargo esbozo una sonrisa timída al ver que yo le guiñaba un ojo en señal de complicidad. Me reí a carcajadas mientras sus hermanos nos lanzaban una pregunta atrás de la otra.
Luego de explicar que todo había sido una broma, cada uno se fue a su casa. Excepto yo, que me quedé junto a Gaara ayudándolo a ordenar.

Todo estaba en orden, eran las dos de la madrugada y me encontraba exhausta, me había dejado caer en el sillón de la sala, cundo Gaara apareció desde la cocina. Seguía sonrojado y eso era por el efecto del alcohol que habíamos estado bebiendo, mis mejillas se sentían calidas como las suyas.

-- eres muy temeraria ____ --digo Gaara.

Me puse de pie y camine hasta el, quien me observaba con cautela, como si fuera una presa y yo el cazador.

-- tal vez lo sea, y déjame decirte algo. Siempre tendré ojos para ti -- estaba tan cerca de él.

Tras escuchar lo que le había dicho volvió a sonreír, tal vez le deba mi valentía al alcohol que corría por mis venas, que aceleraba mi ritmo cardíaco y me otorgaba libertad de expresión. Tal vez olvidaríamos esto mañana y lo único que quería sería un fuerte dolor de cabeza, acompañado de recuerdos borrosos. Sabia que no era el momento de besarlo, a pesar de que me encontraba a escasos centímetros de sus labios.

--buenas noches -- me despedí con una sonrisa. Dejándolo pasmado.

La suavidad y el calor de la cama, me hicieron sentir el cuerpo de piedra y tras unos breves instantes me dormi.

Mi querido Gaara [Gaara Y Tu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora