Capítulo 3

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El desayuno estaba listo cuando Gaara apareció en la cocina con el pijama puesto, lo observe extrañada. Tenía las mejillas rojas y seguía viéndose pálido. Desayunamos y nunca lo había visto tan hambriento.

-tu vuelve a la cama, yo iré a decirle a Kankuro que no te encuentras bien - me puse de pie para irme, pero me tomó de la mano.

-siento pedirte tanto. Pero solo di que no iré a trabajar y que tu estarás conmigo. No digas nada mas - sus ojos se veían tan cansados. Parecía un cachorro indefenso. Asentí con la cabeza y salí corriendo en búsqueda de Kankuro.

Fui hasta mi casa, Temari dormía en mi cama, como si fuera la suya. Me di una ducha rápida, sin hacer mucho ruido tome algunas de mis cosas y cerré la puerta de la habitación. Pensé en dejarle una nota a Temari, pero sabía que si le decía algo iba a querer saberlo todo. Salí de mi casa. De camino avise que no iría a trabajar ya que me habían asignado una misión en la otra punta de la aldea.
Llegué a la oficina cuando Kankuro ordenaba los papeles.

-¿donde esta Gaara? - preguntó extrañado.

-no vendrá hoy. Está conmigo, así que no te preocup...

- ¿ ____ que le haz hecho a mi hermano? - preguntó con un tono de voz sugerente.

Levante las cejas con picardia y me acerque hacia el.

-no le haría nada que el no quisiera - le quite una hoja de papel de la mano y me dirigí hacia la puerta. Kankuro se había quedado pasmado.

-eres un caso perdido...

-no te preocupes por nosotros. Te ayudaré con el papeleo - agite la hoja.

Iba leyendo en el camino. Lo que había que hacer esta semana no era la gran cosa, excepto por los exámenes chunin que serían en unos meses y le tocaba a Suna ser el anfitrión.

Por eso estas agotado.

No era una buena idea quedarse en casa de Gaara si lo que buscaba era tranquilidad. Sus hermanos no tardarían en venir aquí.

Al abrir la puerta vi a Gaara recostado en el sillón leyendo su agenda. Lo observe con mirada enfadada.

Que bien le quedaba el rosado en las mejillas.

-nos vamos - deje el bolso en el suelo.

-había pensado en lo mismo - señala un bolso de mano sobre una silla.

-sabía que no sólo eras una cara bonita - solté sin pensarlo. Gaara se enrojecido aún más. Cuando pensé en lo que había dicho me tape la boca.

Ya la cague ¿verdad?

-yo... No sabía... Que... - se rasco la nuca.

-lo siento... El no dormir bien me hace decir tonterías - me apresure a decir.

-¿te parezco atractivo ____? - espetó.

Mis piernas temblaron, se me hizo un nudo en la garganta ¿Qué debia decir? Gaara me observaba con ojos nublados, casi como si quisiera llorar, o tal vez era la fiebre.

-yo... Tu...

-¿están ahi? - alguien había golpeado la puerta. A juzgar por la forma de tocar y los gritos, era Temari.

Tomé mi bolso con una mano y a Gaara con la otra, este logro agarrar su valija antes de que lo arrastrara por la puerta trasera.

-estuve trabajando en esto y no se si funcione - hice una seña de manos. Y abrace  a Gaara. Este se quedó duro. Cerré los ojos y de pronto me sentí liviana, como si flotara, mi cuerpo se sintió como arrastrado por una corriente y me sujete más fuerte del pelirrojo.

En un abrir y cerrar de ojos estábamos en los viveros donde Gaara solía pasar horas plantando cactus o flores.

-¿como hs hecho eso? - tenía los ojos como platos y el cuerpo tenso. No sabía con seguridad si era del asombro o del abrazo.

Todavía sigo sujeta a él

Lo solté de mi agarre y sin llegar a responder, me desplome en el suelo con la respiración agitada. Estaba al borde del colapso. Había logrado teletrasnsportate a lugares cercanos, pero jamás a una distancia tan larga y con otra persona.

Ahí te voy mamá coco

-¿estas bien? Te habría dado mi chakra si me hubieses dicho lo que harias - se inclino a mi lado y me ofreció una mano para ponerme de pie.

Una vez que me recupere le conté que era un jutsu nuevo en el que había estado trabajando pero aún le faltaban retoques.

Nos quedamos en una casa de seguridad que usaban los kages cuando venían de visita a la aldea. Me senté en un banco en el jardín que tenía la casa. Era precioso. Poseía un montón de flores de todos colores y árboles enormes, también tenía una piscina donde daban ganas de bañarse. Suspiré con pesadez mientras observaba a Gaara recostado en el sillón de la sala, estaba casi dormido y seguía lamentandome por no responderle. Su cabello desordenado y su rostro tranquilo me transmitian una fuerte sensación de estar en casa.

Si tan solo pudiera...

Me quedé observando el cielo, recostada en el césped hasta que hubo pasado un buen tiempo. El cielo comenzaba a teñirse de anaranjado y me puse de pie para ver a Gaara. Le puse una mano en la frente, su temperatura estaba normal. Lo observe y sonreí con alegría al ver que había mejorado. Roncaba ligeramente indicando que estaba profundamente dormido, sus labios estaban separados y su pecho subía y bajada.

-eres precioso. Nunca lo dudes y si alguien te dice lo contrario le rompere cada hueso del cuerpo - le aparte un mechón de la frente con una caricia. Lo observe por unos minutos, apreciando cada línea de su piel. Me sonroje nuevamente al notar que estaba tocandole el cabello y me puse de pie a la velocidad de la luz.





Coloque dos platos sobre la mesa, la cocina olía delicioso y se me hacia agua la boca mientras servía el ramen. El olor despertó a Gaara que se sentó en la mesa medio dormido. Observó el plato y luego a mi, se quedó unos segundo observandome fijamente.

-¿sucede algo? - pregunté pensando que no le gustaba la comida.

-gracias por todo - bostezo y sonrió de lado.

Comimos en silencio y al terminar  se ofreció a lavar los platos. Como no pude hacerlo cambiar de opinión, aproveche para ordenar las habitaciones. Dormiríamos igual que la noche anterior, en habitaciones contiguas por si había algún incidente.
Una vez que todo estuvo listo me puse la pijama y fui a la cocina para despedirme de Gaara.

-buenas noches - dije sentandome en el sillón.

-antes de que te vayas quiero contarte algo.

Me contó sobre sus citas, que todas habían sido un completo fracaso, no se sentía cómodo con ninguna, algunas parecian sólo interesarse en los "beneficios" que tendrían por casarse con el.

-me siento culpable. Porque se que es mi deber como líder de la aldea. Pero no encuentro a la indicada. Además Temari no me deja en paz ni un momento. Estoy tan agobiado - de tapó la cara con las manos con un gesto de fastidio.

Sabía a lo que se refería, se lo veía incómodo en cada cita, casi no hablaba o se limitaba a responder de manera formal. No sonreía y jamás había una segunda salida con las candidatas. Si me preguntaran nunca había estado de acuerdo con que lo obligarán a casarse y tener hijos.

-no es una tarea sencilla enamorarte. Eso sólo sucede, no sabes en qué momento va a pasarte - respondi pensando en las veces que me había enamorado.

-¿estas enamorada? - me miró con curiosidad.

Me abrumo la culpa. Si lo estaba, no dormía en las noches pensando si esa persona estaría bien, sufría en silencio al pensar que jamás podría decirlo porque era demasiado cobarde. Pero decidí decirle que si.

-es un amor imposible. Él no tiene ese interés en mi - agache la mirada. Por un momento me ardió la garganta, como si quisiera llorar.

Gaara no digo nada, se quedó boquiabierto. Me puse de pie y me dirigí a mi habitación.

Ojalá tuviera la valentía de decirlo.

Mi querido Gaara [Gaara Y Tu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora